Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Martes de la 6 a. Semana – Ciclo A

“Jesús volvió a embarcarse hacia la otra orilla del mar. Los discípulos se habían olvidado de llevar alimento, y no tenían más pan en la barca. Jesús les recomendó: “Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes”. Ellos comentaban: “lo dice porque no tenemos pan”. Dándose cuenta, les dijo Jesús: “¿Por qué comentan que no tienen pan? ¿Aun no comprenden ni entienden? ¿Es que tienen la mente embotada? (Mc 8,14-21)



Flickr: Nick Rowland



Tampoco los discípulos estaban demasiado abiertos a las enseñanzas de Jesús.

Se ve que eran más propensos a la levadura de los fariseos.

¿Todavía no sé por qué lo malo se nos suele pegar más que lo bueno?

Acaban de ser testigos de la multiplicación de los panes.

Y ya están preocupados de que ahora ellos no tienen pan en la barca.

En el fondo no están convencidos de haber compartido lo que tenían.

Todavía estaban influidos de la mentalidad de los fariseos.


¿De qué mentalidad estamos hablando?

Del cambio de sistema.

Para ellos la solución es que se vayan y cada uno se las arregle.

En cambio, Jesús va por el camino del compartir lo que se tiene.

Aunque se quede uno sin nada.

Jesús no nos puede fallar.

Quien da lo que tiene, no puede dudar de que Jesús puede solucionar el problema.


Confieso que, después de tantos años de caminar por la vida espiritual:

Me cuesta abandonarme en las manos de Jesús.

Me cuesta creer que no me faltará lo necesario.

Me resulta más fácil pensar como los demás.

Me resulta más difícil abandonarme en la providencia de Dios.


Jesús es bien claro:

¿Estáis preocupados porque no tenéis pan?

¿Y ya habéis olvidado de que lo que acabo de hacer?


En la vida hay muchas levaduras:

Hay la levadura de los que no creen.

Hay la levadura de los que creen pero no viven de su fe.

Hay la levadura de los que piensan como todos.

Hay la levadura de los que hacen lo que hacen todos.

Hay la levadura de los que prefieren jugar a lo seguro.

Hay la levadura de los que prefieren “pájaro en mano que ciento volando”.


Y claro, está la levadura de Jesús:

Que es la levadura del compartir.

Que es la levadura del dar.

Que es la levadura de quedarse sin nada, confiados en él.

Que es la levadura del dar y darse uno a sí mismo.

Que es la levadura de que el hambre de los demás nos duela.

Que es la levadura de que lo que hacemos al hermano, se lo hacemos a él.

Que es la levadura de la generosidad.

Que es la levadura de la gratuidad.


Tendremos que examinarnos

¿Cuál es la levadura que fermenta nuestras vidas?

¿Cuál es la levadura que da vida a nuestras vidas?

¿La levadura del mundo?

¿La levadura de lo que piensan y hacen todos?

O la levadura del Evangelio.

La levadura de Jesús.

Porque no olvidemos nuestras vidas son como una masa con la que hacemos el pan.

El pan nuestro de cada día.

El pan de los que no tienen pan.


Señor: haz que viva la levadura de tu Evangelio.

Señor: haz que mi corazón viva la levadura del amor y la gratuidad y la generosidad.

Señor: pon en mi corazón la levadura de abandonarme en tus manos.

Señor: pon en mi corazón la levadura de tu propia sensibilidad.

Señor: por en mi corazón la levadura de olvidarme de mí para darme a los demás.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Tiempo ordinario Tagged: evangelio, generosidad, gratuidad, levadura, pan, reino de dios
23:11

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