Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Domingo 6 – Ciclo A

“Dijo Jesús a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley y los profetas, no he venido a abolir, sino a dar pleno cumplimiento. Les aseguro que antes pasarán el cielo y a tierra que deje de cumplirse la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y lo se lo enseño así a los hombrees, será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos”. (Mt 5,17-37)


Dios no se desdice de lo que un día dijo.

Pero Dios tampoco es de los que se queda en el pasado.

Y no siempre hemos interpretado la ley como Dios quiere.


Jesús no vino a abolir la ley.

No vino a dejarnos sin ley, para que cada uno viva como le da la gana.

Vino a llevar la ley a su plenitud.


La tradición veía la ley solo en relación con Dios.

Y había convertido la ley en contra del hombre.

La ley, como tal, apenas si existía.

Lo que existía era la tradición, la interpretación y la desviación de la ley.


Nuestras relaciones con Dios no son plenas por cumplir la ley tal y como nosotros la entendemos.

Nuestras relaciones con Dios están, con frecuencia, lejos de llevarnos a Dios, porque son leyes que nosotros mismos hemos inventado y se las atribuimos a Dios.

Las leyes de Dios tienen como meta el hombre.

Y a través de hombre llegar a Dios.

Las leyes no pueden ser maneras de domesticar al hambre.

Las leyes verdaderas tienen que ser puentes a través de las cuales el hombre se realiza a sí mismo y llega a Dios.

La ley tiene que ser un camino.

Pero el amino que Dios marca y el nuestro.


Si examinamos los Diez mandamientos veremos que fuera del primero y algún otro todos tienen como finalidad nuestro trato con Dios.

No son leyes que condenan.

No son leyes que castigan.

Son leyes que marcan el camino.

Y el verdadero camino de la ley es la realización del hombre.

Por Jesús resumió todas las leyes en dos.

“Amar a Dios”.

“Amar al prójimo”.


¿Cómo sé yo que amo de verdad a Dios?

Si amo de verdad al hermano.


De ahí todos los criterios que nos ofrece Jesús en este Evangelio.

La ley nunca un fin.

Soy bueno porque cumplo la ley.

La ley es un camino.

No nos podemos quedar en la ley, sino convertirla en camino hacia un fin.

No se trata de suprimir las leyes.

Nuestra condición humana las necesita.

Pero que nuestra condición humana no sea destruida con la ley.


Cumpliré la ley cuando me ayude a crecer.

Cumpliré la ley cuando me ayude a amarte.

Cumpliré la ley cuando me ayude a amar a Dios.

Cumpliré la ley cuando me ayude a ser más persona.

Cumpliré la ley cuando me ayude a llegar a la estatura que Dios quiere de mí.

Cumpliré la ley cuando te ame como El te ama.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Tiempo ordinario
22:41

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