Cuán fácil es hacer periodismo de ficción. Trabajar así es propio de cuentistas y fabulistas. Se toman unos personajes, se les ponen unas colocaciones, se atribuyen a “fuentes dignas de crédito”, se cose la tela por piezas enlazadas con mentiras como catedrales, se agita en la coctelera, y ¡voilá¡ se cuelga en Internet.
Cuán fácil es hacer historia ficción. Se reflexiona con una mentalidad marxista, se publica un panfleto lleno de sueños revolucionarios, rechazando, incluso, la Doctrina Social de la Iglesia, se somete a una entrevista entre dos nostálgicos de tiempos idos, y si es necesario generalizar afirmando que los obispos españoles no conocen a Jesús, se queda escrito y no pasa nada.
Todo esto es fruto de unas “visitas pastorales” por alguna diócesis donde todavía no distinguen al lobo vestido de oveja y los pardillos habituales le dan cancha de juegos florales y verbales soñando en voz alta con la primavera inventada y el mito lejano de un sucesor de Pedro que tuvo su tiempo y nada más.
Directamente me refiero a tres colgaduras fruto de los colocones pillados.
1.- Meterse a emular a adivinos de bola de cristal, mesa camilla con faldillas, baraja de cartas, un florero sin agua y un búho posado sobre la espalda de una silla junto a un cuervo negro como el tizón, es el escenario donde se ha escrito la primera elucubración que dejo para que los amigos lectores pulsen aquí.
2.- Dos viejos camaradas se juntan tras largos años de sequía intelectual y hartos de no vender sus mantas y peines por las ferias pueblerinas, organizan una tenida donde meten miedo en el cuerpo y en el alma a quien lea algún pronóstico como éste:
“Uno de los textos que aparecen en el libro es una carta que escribí al señor Rajoy cuando acababa de ser elegido, en la que le expresaba mi miedo a que esto acabe como la semana trágica de Barcelona de 1910. Porque con los acontecimientos sociales pasa eso: se aguanta, se aguanta, la gente no se queja, parece que no pasa nada… Y de pronto hay un estallido impresionante y se quema lo que haya que quemar.
Yo sigo teniendo este miedo.”
Toda la conversación de los charlatanes la pueden encontrar pulsando aquí.
3.- Viajar y visitar localidades vendiendo quimeras, ante un público avejentado, contando los cuentos de un tiempo ido, afirmando semejanzas inútiles, porque en la historia ni en la vida no existen dos personas iguales, trae unas crónicas donde podemos leer algo como lo siguiente:
“La primavera de Francisco cala. Sus gestos conmueven, sus palabras sacuden conciencias. Y los católicos comprometidos le piden fuerzas y que se dé prisa en activar las reformas. Las mujeres y los laicos, sobre todo, llevan muchos años esperando tener voz y voto en la Iglesia. Pero de verdad. Con una corresponsabilidad reconocida, asumida, buscada y querida.”
La crónica entera del inventor se puede leer pinchando aquí.
Conclusión
Se agarran a un clavo ardiendo accidental. No notan que la Iglesia cambiará las personas pero sigue siendo la misma de Cristo el Señor, el Jesús como dicen ellos, donde la doctrina nunca cambiará, ni la Palabra de Dios se reescribirá, ni la Liturgia se reinventará, ni los Sacramentos se archivarán, ni la Moral se derribará, ni el Credo se reelaborará.
La Iglesia de Cristo nos llevará hasta el final de los tiempos. Lo accidental cambiará, lo esencial permanecerá.
Veo que no conocen esta simple distinción aprendida en la filosofía escolástica, a la que odian como rancia con olor a naftalina. El marxismo es más caduco todavía.
Recomendación
Invito a leer la novela titulada:
El hombre que nunca votó
Prologada por don Juan Manuel de Prada
http://marianojv.awardspace.com/novela.html
Tomás de la Torre Lendínez
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