Cuando los príncipes o los reyes visitaban la abadía de Leyre, siempre eran sentados en un lugar de honor en el templo. Pero esta vez les han sentado en pleno centro del presbiterio.
Alguien puede alegar que la propiedad del templo es de la Comunidad Foral, gracias a que fue robado con la desamortización. Pero entonces los monjes y el obispo deberían decir: muy bien, si vais hacer lo que queráis, no contéis con nuestra presencia.
En el centro del presbiterio, jamás se debe sentar la autoridad civil. Del mismo modo que jamás debe hablar desde el ambón. Para empezar, ninguna autoridad civil debe hablar en el templo de Dios para nada. Los gobernantes entran en un templo a escuchar la Palabra de Dios, no a hablar. El templo es un lugar sagrado para la gloria de Dios. En el presbiterio, el lugar más sagrado del templo, sólo se sientan o se mueven los sacerdotes y los que acolitan al altar.
¿Os imagináis a Putin sentado justo delante del iconostasio en la catedral de San Basilio? Jamás de los jamases aceptaría algo así. Incluso cuando él asiste a un oficio religioso, se coloca a un lado porque entiende que está en un lugar sagrado.
Y, además, no había ninguna tradición de hacer esto en Leyre. ¿¿Pero cómo lo han consentido?? Jesús echó a los mercaderes del atrio del Templo. Si llega a estar presente en un acto así, por supuesto, hubiera salido del lugar al momento. Yo sólo entro en el templo para glorificar a mi Padre, no para escuchar a los políticos, hubiera dicho indignado.
Con todas estas noticias estoy barajando la posibilidad de hacerme francés o mexicano.
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