Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Sábado de la 23 a. Semana


Flickr: Prefeitura de Olinda



La Exaltación de la Santa Cruz


“Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.


(Jn 3,13-17)



La liturgia celebra hoy la Exaltación de la Santa Cruz.

Para los que no lo saben, son las fiestas grandes de mi pueblo.

Y fue en este día en el que recibí la postal del Seminario Pasionista que me aceptaba como candidato a la vida Religiosa en la Congregación Pasionista.

Como ven, se trata de un día que para mí me trae gratos recuerdos.


Por algo el mismo Jesús recuerda hoy el acontecimiento del Pueblo de Dios en el desierto.

Nos recuerda cómo el Hijo del hombre también tiene que ser levantado en alto.

Y nos recuerda que:

También todo el que lo mira queda sanado de las heridas del pecado.

Y nos recuerda que todo el que crea en el crucificado tiene vida eterna.

En un ambiente de muerte, como era el desierto, la serpiente levantada en el palo era signo de vida.

En un ambiente de muerte, también hoy, el Jesús levantado en alto, es señal de vida.

En un ambiente de muerte, también hoy, el Jesús levantado en alto es el mejor signo de cómo ama Dios al mundo.

En un ambiente de muerte, también hoy, Jesús levantado en lo alto de la cruz es señal de vida para todos los que creen en él.


No. Ni la Cruz ni el Crucificado son signos de sufrimiento.

La Cruz y el Crucificado son signos:

De vida

De cuánto nos ama Dios.

Del deseo de Dios de que no perezca ninguno de los que creen en él.

De que Dios no es el juez que condena a nadie.

De que Dios no se hace juez de nadie.

Sino de que Dios se hace salvación.


La Cruz y el Crucificado:

Son la música del amor de Dios.

Son la música de cómo Dios nos ama.

Son la música de la vida.

Son la música, no del sufrimiento, sino de la salvación.


Donde unos ven sufrimiento, otros vemos amor.

Donde unos ven muerte, otros vemos vida.

Donde unos ven juicio de Dios, otros vemos salvación de Dios.

Donde unos ven todo oscuro, otros vemos al Crucificado como luz del mundo.

Donde unos ven silencio de Dios, otros vemos la música del amor de Dios.


¿Recuerdan aquella historieta jasídica que nos cuenta Coelho?

“Hoy conocí a un violinista. Tocaba tan inspirado por Dios que todos los que se acercaban a él terminaban por cantar y bailar. Yo hice lo mismo, y estaba alabando la Creación con mi alegría, cuando vi que se acercaba un sordo. Se puso a mirar al violinista y al público que bailaba. Al final, comentó en voz alta: “¡Qué indecente y grotesca es la agitación de esta bando de locos!”

Y concluyó Moshé Haim: Quien no sabe ni está dispuesto a escuchar la música de Dios, lo único que le queda como salida es considerarla inútil”.


Hay sordos que, al pie de la Cruz, no escuchan nada.

Hay sordos que, al pie de la Cruz, todo lo ven ridículo.

Hay sordos que, al pie de la cruz, todo lo ve grotesco.

Pero tampoco faltan quienes, al pie de la Cruz:

Descubrimos el misterio de la vida.

Descubrimos que la cruz humilla y levanta.

Descubrimos que la cruz revela el nuevo rostro de Dios.

Descubrimos que la cruz nos habla de muerte vencida.

Descubrimos que la cruz nos habla de amor.

Descubrimos que la cruz nos habla de lo importantes que somos.


Y algunos, tenemos la suerte de descubrir que Dios nos amó tanto que nos eligió y contó con nosotros y nos llamó a la vida sacerdotal y consagrada en la Congregación Pasionista.

El Viernes Santo vimos la cruz como el fracaso y la humillación humana de Jesús.

Como el triunfo de los hombres sobre Dios.

Hoy la vemos como la Exaltación de Dios. Como en el Dios que se manifiesta en lo alto de unos palos.

Hoy vemos el triunfo del amor de Dios sobre el corazón de los hombres.

Por eso, una oración por quien, hace tanto años, el amor de Dios se hizo llamada vocacional.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo C, Tiempo ordinario Tagged: amor, crucificado, cruz, exaltacion, salvacion, vida eterna

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