Lo clásico era aquello de “Panem et circenses”. Para que el llamado “populacho” no diera demasiada lata, bastaba con que pudieran comer cada día y su puntito de diversión. Lo malo es cuando la gente ya ni come. A ver qué haces.
Venezuela es un caos. Tras el chavismo, que por mucho que se empeñen en presentarlo como la maravilla de las maravillas fruto de un hombre, Hugo Chávez, culto, serio, responsable y sensato –Forcades dixit-, dejó el país sumido en la más absoluta de las miserias, ha llegado el plan Maduro, que acabará por destruir la nación para que cualquiera llegue y recoja las migajas.
En Venezuela no hay nada. Tan nada que ni papel higiénico. Eso sí, haciendo gala de un excelente sentido del humor, desde el gobierno se nos dijo que la falta de tan indispensable hoy artículo de higiene era debido a que el pueblo se alimenta mejor y claro, eso trae sus consecuencias. No hay papel higiénico, compresas o pañales. Conseguir pasta de dientes es una odisea, el café es artículo de lujo y las colas ante cualquier lugar donde presuntamente poder adquirir algo son la mayor ocupación de los venezolanos.
Han vuelto a la cartilla de racionamiento para cosas tan elementales como arroz, huevos, aceite o pollo. La energía eléctrica sufre constantes cortes, el agua desaparece cuando quiere y las comunicaciones más de lo mismo. Hace apenas unos días nos han dicho que ni siquiera saben si podrán seguir celebrando misas por falta de vino y trigo.
Pues ya saben lo que se le ha ocurrido al presidente In-Maduro: abrir una fábrica de preservativos. ¿A que nunca lo hubieran sospechado? ¿A que ustedes, ingenuos, anti revolucionarios, vendidos al capitalismo liberal, fascistas, retrógrados, vaticanistas y filo yanquis hubieran pensado en alimentos, fábricas, trabajo, buenas comunicaciones, garantizar derechos…? ¿A que sí? Nada. Inútiles. Lo mejor la fábrica de preservativos. Eso es un tipo con las ideas claras.
¿Qué la gente no come, no puede trabajar, no tiene ni papel higiénico, carece de pasta de dientes y ha de hacer colas kilométricas para conseguir un puñado de café? Pues nada, que retocen los unos con las otras, o con los otros, o con la cabra y sean felices. ¿A quién le importa alimentarse, la higiene personal, ir a misa o disponer de energía eléctrica cuando el presidente anima a la folganza y regala los preservativos para que no haya tasa?
Señores, pasen y vean. Esto son los coletazos del chavismo, mantenidos, aumentados y disparatados por su mano derecha, el conductor In-Maduro. Esto es la Venezuela democrática, solidaria y justa que creó el gran adalid de todos los tiempos, el culto, bondadoso, honesto y sin par comandante Hugo Chávez, y que sigue adelante en versión esperpéntica gracias a su actual presidente.
Y sor Teresa Forcades gritando viva Chavez.
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