1.- Cuida hoy tus palabras. Hay palabras que no dicen nada, porque no tienes nada que decir. Hay palabras que sólo son eso, palabras, sonidos vacíos. Sobre todo, son palabras que no llevan nada de ti. Si tu palabra no te dice a ti mismo, mejor que calles.
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2.- La palabra es lugar de encuentro. Por eso, cuando Dios encarna a su Hijo, lo llama Palabra. En Jesús-Palabra, Dios y hombre se dan cita y se encuentran. Per00o se encuentran porque Dios se dice a sí mismo al hombre y el hombre se dice a sí mismo a Dios.
3.- Tus palabras pueden ser hoy, camino de distanciamiento. Las palabras duras, las palabras que hieren, son palabras que en vez de acercar pueden crear abismos entre los corazones.
4.- La palabra es el camino para llegar al otro. Sólo podrás entrar dentro de alguien a través de lo que te dice de sí mismo. El otro sólo podrá entrar dentro de ti en la medida en que tú le abras la puerta de tu corazón. Las alegrías y las penas se comparten mediante la palabra.
5.- La palabra que no se ratifica luego con los gestos de la vida, termina siendo mentira y ofensa para el que la escucha. La peor herida del corazón humano es la mentira.
6.- Que tu vida sea camino de fe para tus palabras. Y que tus palabras sean la revelación de tus sentimientos. Vida que se hace palabra. Y palabra que se hace vida.
7.- Deja que tu vida sea tu mejor palabra. Es posible que muchos no entiendan tus palabras. Pero todos entenderán la palabra de tu vida, la única palabra que no miente.
La mejor palabra de Dios es su Hijo colgado de una Cruz.
En ella habla poco, pero dice demasiado.
Clemente Sobrado C. P.
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