Martes 18 de Julio de 2017
De la feria
Verde.
De la feria
Verde.
Martirologio Romano: A nueve millas de Roma por la via Tiburtina, conmemoración de los Santos Sinforosa y sus siete compañeros Crecencio, Juliano, Nemesio, Primitivo, Justino, Estacteo y Eugenio, mártires, que fueron martirizados de diversas maneras, fieles a su hermandad con Cristo.
Antífona de entrada Sal 16, 15
Por tu justicia, yo contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré de tu presencia.
Oración colecta
Señor Dios, que iluminas a los extraviados con la luz de tu verdad para que puedan volver al buen camino; danos, a quienes hacemos profesión de cristianos, la gracia de rechazar todo lo que se opone a este nombre y comprometernos con todas sus exigencias. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Señor y Dios nuestro, mira con bondad los dones de tu Iglesia en oración y concede que, al recibirlos, se acreciente la santidad de los creyentes. Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones: junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. Felices los que habitan en tu casa y te alaban sin cesar.
O bien: cf. Jn 6, 57
Dice el Señor: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”.
Oración después de la comunión
Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Padre, que por la celebración frecuente de este misterio crezca en nosotros el fruto de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
Lectura Éx 2, 1-15a
Lectura del libro del Éxodo.
Un hombre de la familia de Leví se casó con la hija de un levita. La mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era muy hermoso, lo mantuvo escondido durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de papiro y la impermeabilizó con betún y resina. Después puso en ella al niño y la dejó entre los juncos, a orillas del Nilo. Pero la hermana del niño se quedó a una cierta distancia, para ver qué le sucedería. La hija del Faraón bajó al Nilo para bañarse, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a su esclava que fuera a recogerla. La abrió, y vio al niño que estaba llorando; y llena de compasión, exclamó: “Seguramente es un niño de los hebreos”. Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: “¿Quieres que vaya a buscarte entre las hebreas una nodriza para que te lo críe?”. “Sí”, le respondió la hija del Faraón. La jovencita fue a llamar a la madre del niño, y la hija del Faraón le dijo: “Llévate a este niño y críamelo; yo te lo voy a retribuir”. La mujer lo tomó consigo y lo crió; y cuando el niño creció, lo entregó a la hija del Faraón, que lo trató como a un hijo y le puso el nombre de Moisés, diciendo: “Sí, yo lo saqué de las aguas”. Siendo ya un hombre, Moisés salió en cierta ocasión a visitar a sus hermanos, y observó los penosos trabajos a que estaban sometidos. También vio que un egipcio maltrataba a un hebreo, a uno de sus hermanos. Entonces dirigió una mirada a su alrededor, y como no divisó a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. Al día siguiente regresó y encontró a dos hebreos que se estaban peleando. “¿Por qué golpeas a tu compañero?”, preguntó al agresor. Pero éste le respondió: “¿Quién te ha constituido jefe o árbitro nuestro? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?”. Moisés sintió temor y pensó: “Por lo visto, el asunto ha trascendido”. En efecto, el Faraón se enteró de lo sucedido, y buscó a Moisés para matarlo. Pero éste huyó del Faraón, y llegó al país de Madián.
Palabra de Dios.
Comentario
¿Cómo desafiar el poder del Faraón? Dios obra en estas mujeres que defienden la vida: la madre de Moisés, su hermana, las doncellas y la hija del Faraón. Todas ellas, con astucia y decisión, encuentran la forma de salvar la vida del niño. De esta misma manera, también hoy Dios hace su obra entre los hombres y mujeres que se ponen del lado de la vida y crean vínculos de protección y cuidado de estos pequeños inocentes.
Salmo 68, 3. 14. 30-31. 33-34
R. ¡Busquen al Señor y vivirán!
Estoy hundido en el fango del Abismo y no puedo hacer pie; he caído en las aguas profundas, y me arrastra la corriente. R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad. R.
Yo soy un pobre desdichado, Dios mío, que tu ayuda me proteja: así alabaré con cantos el nombre de Dios, y proclamaré su grandeza dando gracias. R.
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos. R.
Aleluya cf. Sal 94, 8. 7
Aleluya. No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor. Aleluya.
Evangelio Mt 11, 20-24
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. “¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaum, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú”.
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús denuncia a las ciudades más cercanas, las de su propia provincia, donde comenzó su actividad. Allí ha realizado milagros y ha predicado, aunque sin obtener la respuesta esperada. Lo mismo puede ocurrirnos hoy a nosotros. Quienes participamos en la Iglesia y contemplamos las maravillas de Dios, tal vez estamos tan “acostumbrados” que ya no nos conmovemos con su amor. Pidamos al Espíritu Santo que haga nuestros corazones receptivos a los regalos que Dios nos da cada día.
Oración introductoria
Jesús, ayúdame a hacer de esta meditación un verdadero diálogo de amor. Eres mi refugio ante el calor abrasante y las dificultades de la vida. Sé que cuento contigo para levantarme si tropiezo y que guiarás mis pasos hoy, y siempre, confiando que el día del juicio pesará más tu misericordia que tu justicia.
Petición
Señor, dame la gracia de buscarte con un corazón sincero.
Meditación
Hoy, Cristo reprende a dos ciudades de Galilea, Corozaín y Betsaida, por su incredulidad. Jesús mismo da testimonio en favor de las ciudades fenicias, Tyro y Sidón: éstas hubieran hecho penitencia, con gran humildad, de haber experimentado las maravillas del poder divino.
Nadie es feliz recibiendo una buena reprimenda. En efecto, tiene que ser especialmente doloroso ser reprendido por Cristo, Él que nos ama con un corazón infinitamente misericordioso. Simplemente, no hay excusa, no hay inmunidad cuando uno es reprendido por la mismísima Verdad. Recibamos, pues, con humildad y responsabilidad cada día la llamada de Dios a la conversión.
También notamos que Cristo no se anda con rodeos. Él situó a su audiencia frente a frente ante la verdad. Debemos examinarnos sobre cómo hablamos de Cristo a los demás. A menudo, también nosotros tenemos que luchar contra nuestros respetos humanos para poner a nuestros amigos frente a las verdades eternas, tales como la muerte y el juicio. Se trata de hablar en sabio, en cristiano, pero de modo asequible a todos». No podemos dormirnos en los laureles —acomodarnos— para ser entendidos por muchos, sino que debemos pedir la gracia de ser humildes instrumentos del Espíritu Santo, con el fin de situar de lleno a cada hombre y a cada mujer ante la Verdad divina.
Dicen que una de las virtudes más raras de nuestros días es el agradecimiento. La persona agradecida valora lo que otros hacen por ella y quiere reconocerlo de alguna manera. Tiene la valentía de declarar que no todo lo puede, sino que necesita la ayuda de los demás.
En este pasaje, Jesús se lamenta por la actitud de aquellas ciudades a las que Él había tratado con más cariño, regalándoles milagros y prodigios. ¿Por qué, en lugar de convertirse y volver su mirada agradecida a Dios, seguían como si nada hubiera sucedido? ¿Por qué les cuesta tanto a los hijos valorar el sacrificio diario de sus padres? ¿Por qué nos resulta tan fácil recriminar y exigir nuestros derechos y somos tan perezosos a la hora de dar las gracias?
Mira ahora cuánto has recibido de Dios: tu vida, tus familiares y amigos, tus cualidades físicas, intelectuales, morales,... tus bienes materiales. ¿Ya le has dado gracias por todo eso?
Cristo advierte a los que han recibido muchos dones, que deben corresponder de algún modo, en la medida que Dios les ha dado. El que tiene mucho, debe dar mucho.
Propósito
Diariamente, antes de dormir, hacer un balance sobre el día, ¿fueron Dios y su voluntad el centro de mi día?
Diálogo con Cristo
Jesús, dame la gracia de la conversión permanente. Ayúdame a colaborar con tu gracia para despojarme del hombre viejo y renunciar a todo aquello que me aleja de Ti. En la medida en que cada día me convierta, en esa medida estaré cambiando al mundo. Te prometo hoy fomentar todo aquello que me asemeje más a Ti.
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