En una escuela italiana, una maestra propuso a los niños que escribieran una carta a Dios para preguntarle lo que quisieran. Estas son algunas de las preguntas que hacían los niños en esas cartas.
Querido Dios:
¿La jirafa la querías hacer así? ¿o te salió mal?
Patricia.
Querido Dios:
Gracias por el hermanito, pero yo lo que había pedido era un perro.
Gianluca.
Querido Dios:
¿El Padre Mario es amigo tuyo o sólo es un compañero del trabajo?
Antonio.
Querido Dios:
¿Cómo es que hacías tantos milagros antiguamente y ahora ya no los haces?
Jacobo.
Querido Dios:
¿Tu las cosas las sabes antes de que se inventen?
Daniela.
Querido Dios:
Cuando hiciste al primer hombre, ¿funcionaba bien como nosotros ahora?
Tomás.
Querido Dios:
Me gustaría saber cómo se llamaban el buey y la mula.
Valentina.
Querido Dios:
Si no llegas a extinguir a los dinosaurios no habríamos tenido sitio nosotros. Lo has hecho muy bien.
Mauricio.
Querido Dios:
Hemos estudiado que Tomás Edison descubrió la luz. Pero en la catequesis dicen que fuiste Tu. Yo creo que te robó la idea.
Daria.
Querido Dios:
¿Cómo es que no has inventado algún animal en los últimos tiempos? Tenemos los de siempre.
Laura.
Querido Dios:
No te preocupes por mí. Yo miro siempre a los dos lados antes de cruzar.
Marco.
Querido Dios:
Me gustaría que hicieras gente que no se rompa tanto. A mí ya me han puesto tres puntos y una inyección.
Sandra.
Querido Dios:
A lo mejor Caín y Abel no se mataban si hubieran tenido una habitación cada uno. Con mi hermano me llevo ahora muy bien.
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