Existe un error histórico que se repite hasta sistemáticamente: el pertinaz intento de imponer por la fuerza una determinada ideología. Decía muy atinadamente el escritor inglés Charles Colton que: "Los tiranos no han descubierto todavía cadenas capaces de encadenar a la mente".
Peo pasan los siglos y seguimos en las mismas. No se dan cuenta de que ostentando el poder podrán encadenar nuestros cuerpos, pero nunca podrán entrar en nuestras mentes y dominarlas. La mente, el alma, es libre y lo será siempre.
Todos los tiranos de la historia se han estrellado ante esta realidad de la libertad interior. La llave de nuestra alma la poseemos solo nosotros, y nadie puede entrar en ella sin nuestro consentimiento. Dios nos ha hecho así, dueños de una interioridad inalienable.
Existen barreras que los tiranos no pueden sobrepasar, y esto es una maravilla de la creación de Dios por la cual nunca debemos cansarnos de dar gracias. La libertad interior es un tesoro que nadie podrá arrebatarnos por grande que sea su poder. Ningún cautiverio o castigo es capaz de suprimir este nivel de libertad, se puede mantener una convicción contra cualquier coacción externa porque el ser humano es constitutivamente libre.
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