Tenemos que replantearnos eso de las “peceras” en los templos parroquiales. Hubo un momento, quizá seguimos en él, en el que se veía como algo útil para papás con niños pequeños el habilitar en los templos unas zonas acristaladas e insonorizadas, pero con buena megafonía, desde las cuales los papás con niños pequeños pudieran participar de la santa misa sin miedo a molestar al resto de los fieles.
En la parroquia de un servidor hay familias que acostumbran a seguir la celebración desde la capilla del Santísimo, separada del templo principal por una cristalera y que en la práctica se ha convertido en esa pecera cómoda para los padres.
Vista la experiencia de este tiempo no me queda más remedio que concluir que es un completo fracaso, no tanto por el sistema, sino por la total falta de educación de los padres que han decidido que como a los niños no se les escucha pueden convertir la capilla o el lugar insonorizado en una sala de juegos donde los peques acuden con el patinete, las pinturas, los cochecitos, corren, saltan, se pelean, chillan y aquí no pasa nada.
El objetivo básico de esos lugares es otro. Es que los niños vayan acostumbrándose a la celebración y evitar si acaso las pequeñas molestias que pudieran ocasionar a los demás fieles. Pero si ese recinto no es más que una sala de juegos, mal andamos.
Hace unos días, en la parroquia de un servidor, misa dominical y unas familias con sus niños escuchando misa desde la capilla del Santísimo. Pues bien, no es que los niños se movieran o hicieran algo de ruido, es que los chiquillos decidieron subirse a los bancos, hacer carreras, tirar de los manteles y hasta aprovechar los confesionarios para jugar en ellos habida cuenta de que un servidor estaba solo y no había un sacerdote en ellos. Tanto, que tuvieron que entrar feligreses en la capilla llamando a la cordura. Inútil.
Mala cosa lo de las peceras visto lo visto. Mucho mejor que los niños acudan al templo normal, que los padres cuiden de ellos, los eduquen en lo que es la celebración y si hay emergencias que los saquen discretamente del templo.
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