Ya hemos recogido los cuatro primeros capítulos de la traducción poética del cantar de los Cantares que realizó fray Luis de León en el s. XVI. Hoy recogemos el capítulo cinco.
Esposo
Vine yo a mi huerto, hermana-esposa,
y ya cogí mi mirra y mis olores,
comí de mi panal la miel sabrosa,
bebí mi vino, leche y mis licores.
Venid, mis compañeros, que no es cosa
que dejéis de gustar tales dulzores:
bebed hasta embriagaros, que es suave
mi vino; el que más bebe, más le sabe.
Esposa
Yo duermo, al parecer, muy sin cuidado,
pero mi corazón está velando:
la voz de mi querido me ha llamado.
Esposo
Ábreme, amiga mía, que esperando
estoy como paloma ante tu puerta:
ábreme, que está el cielo lloviznando;
mi cabello, mi cabeza está mojada
de gotas de la noche, y rociada.
Esposa
Todas mis vestiduras me he quitado,
¿cómo me vestiré, que temo el frío?
y habiéndome también los pies lavado,
¿cómo me ensuciaré yo, amado mío?
Con su mano, mi Esposo ha probado
a abrir mi puerta con gran brío,
por entre los resquicios la ha metido,
el corazón en mí se ha estremecido.
Levantéme yo a abrirle muy ligera,
de mis manos la mirra destilaba.
Abríle, mas mi amor ya ido era;
busquéle, mas hallarle no he podido;
llaméle, pero no me ha respondido.
Halláronme las guardas, que en lo oscuro
de la noche velaban con cuidado,
hiriéronme tambien los que en el muro
velaban, y aun el manto me han quitado.
Oh, hijas de Sión, aquí os conjuro,
digáis, si acaso viéredes mi amado,
cuán enferma me tienen sus amores,
cuán triste y cuán amarga, y con dolores.
Compañeras
¿Quién es ese al que tú tanto amaste,
oh, hermosa sobre todas las mujeres,
aquel por quien así nos conjuraste?
Dinos las señas de él, si las supieres,
que aquel que con tal pena tú buscaste,
hermoso debe ser, pues tú le quieres.
Esposa
Mi amado es blanco, hermoso y colorado;
bandera entre millares ha llevado.
Su cabeza es de oro muy acendrado,
son crespos y muy negros sus cabellos,
los ojos de paloma de mi amado
son grandes, claros, graciosos y muy bellos,
de paloma que en leche se ha bañado,
tan lindos que hiere con ellos,
en lo lleno del rostro están fijados;
del todo son hermosos y acabados.
Como jardín de plantas olorosas
de confección suave, sus mejillas;
sus labios son violetas muy hermosas,
que destilan mirra y otras maravillas;
reiletes son de oro muy preciosas
sus manos, cuando él quiere descubrillas;
su vientre blanco de marfil labrado,
de zafiros muy ricos adornado.
Columnas son de mármol bien fundadas
en basas de oro fino muy polido,
sus piernas, fuertes, recias y agraciadas;
y su semblante grave y muy erguido
como plantas de cedro, que plantadas
en el Líbano están, me ha parecido;
su paladar manando está dulzura,
y todo él es deseo y hermosura.
Tal es el mi querido, tal mi amado,
tales son sus riquezas, sus haberes,
por este tal os he yo conjurado,
porque en él solo están los mis placeres.
Compañeras
¿Dónde fue ese amado tuyo tan preciado,
oh, hermosa entre todas las mujeres?
dinos dónde, que todas nos iremos
juntas contigo, y te le buscaremos.
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