Hoy cosas varias. Vi ayer que Telemadrid puso algunas imágenes de asesinatos fría y cruelmente perpetrados por yihadistas en su noticiario. Francamente, ver ciertas escenas me parece peor que visionar pornografía. Hay cosas que jamás una televisión debería emitir. Hay cosas que hieren el alma, más que ver una escena de sexo.
He puesto nuevos sermones, muchos. Tenéis para rato:
Os confieso que cuando, a veces, estoy relajado después de la cena, me gusta mirar críticas y recensiones de mis libros. Éste dice tal cosa, ése tal otra. Ése me halaga, el otro me denigra.
Una de las cosas, por ejemplo, que me ha sorprendido es la cantidad de lectores de Torres Góticas se han fijado sobre todo en un capítulo, el de las vacaciones del cardenal, que para mí no tenía mucha importancia. Los lectores se sorprenderían al saber que los autores (todos) solemos leer muy cuidadosamente todas las cartas que nos hablan de nuestros libros. Quizá no podamos responder por falta de tiempo. Pero ninguna carta sobre un libro nuestro deja de ser atentamente leída y releída.
Debo confesar que los emails sobre mi Summa Daemoniaca no los leo con interés, lo confieso. Porque recibo tantos emails sobre ese libro, que su número casi parece una plaga de langosta. Pero los que se refieren a las novelas, son muchísimos menos. Y me gusta establecer esa conexión con el lector. Lo ideal sería recibirlos en casa, de tres en tres, e invitarles a un té con pastas. Pero Chesterton con tanto té con pastas acabó con más de cien kilos.
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