El nacimiento de la Virgen o Natividad de María se celebra como una fiesta litúrgica en el santoral católico y en la mayoría de los santorales anglicanos y que se celebra el 8 de septiembre, nueve meses después de la solemnidad de su Inmaculada Concepción celebrada el 8 de diciembre.
Esta fiesta, como la de la Asunción de María, tiene su origen en Jerusalén. Comenzó en el siglo V como la fiesta de la basilica Sanctae Mariae ubi nata est, actualmente la Basílica de Santa Ana. En el siglo VII, la fiesta se celebraba por los bizantinos y en Roma como la fiesta del nacimiento de la Bienaventurada Virgen María. La fiesta también se celebra por los cristianos sirios el 8 de septiembre1 y por los cristianos coptos en el 1 Bashans (esto es, el 9 de mayo).
La fiesta fue incluida en el Calendario Tridentino para el 8 de septiembre y ha permanecido en esa fecha.
Un anticipo y anuncio inmediato de la redención obrada por Jesucristo es el nacimiento de su Madre la Virgen María, concebida sin mancha de pecado, llena de gracia y bendita entre todas las mujeres.
En Jerusalén, en la Iglesia de Santa Ana. La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición.
La fiesta de la Natividad de la santísima Virgen surgió en oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el s. v. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.
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