1. Leer despacio, releer el texto (breve) y guardar silencio meditativo antes de hacer comentarios.
2. Darse cuenta de que lo leído es parte de un todo, situarlo en el contexto.
3. San Pablo escribió ese texto hace veinte siglos, situarlo históricamente con ayuda del libro guía de este año.
4. San Pablo es un converso, apasionado por Jesús, no quedarse en la anécdota, sino tratar de captar la experiencia de Jesús que transmiten sus escritos.
5. San Pablo es un hombre culto y un gran pensador, no asustarse ante la dificultad para entenderlo a la primera y buscar la ayuda de los libros guía recomendados.
6. San Pablo escribe cartas, no historias como las de los Evangelios o los Hechos de los Apóstoles, lo que significa que hay que tener en cuenta los destinatarios a los que se dirige, las consultas que trata de responder, los desahogos que se permite expresar, las exigencias que plantea, los enfados que le causan los comportamientos inadecuados…
7. San Pablo no toca en sus cartas temas de tertulia de actualidad, sino cuestiones fuertes y serias que afectan a las conciencias, la convivencia, las creencias y el compromiso de las comunidades y personas que siguen a Cristo. Tratar de ellas con el mismo espíritu y respeto con que fueron escritas.
8. San Pablo no escribe un texto ordenado, sistemático y completo, sino muy ajustado a los problemas inmediatos que trajo el desarrollo y la expansión de las primeras comunidades cristianas, pero sus consideraciones inspiradas sirven para todo tiempo, también para hoy.
9. San Pablo es un genio, sobre todo de la santidad, leerlo motiva a salir de la mediocridad y a comprometerse.
10. Leer a San Pablo refuerza las convicciones cristianas, aclara los enigmas de la vida y de la muerte y estimula a seguir a Cristo con entusiasmo, generosidad y alegría.
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