Nada mejor que un padre y un hijo para expresar nuestras pequeñas y grandes vicisitudes con nuestro Padre Dios. Ya lo decía Jesús: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden" (Mt 7, 11).
Nada de lo que puedas hacer, hará que te quiera menos...
El amor infinito de Dios no disminuye cuando pecamos, casi se podría decir que aumenta en forma de misericordia: como le sucedió a este padre mientras tenía a su hijo entre sus brazos.
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