Los símbolos de los cuatro evangelistas



Tradicionalmente se suele representar a los cuatro evangelistas mediante cuatro símbolos.

Los cuatro “seres vivientes” citados en el Apocalipsis junto al Trono del Altísimo, y convertidos en símbolos de los evangelistas, derivan de las criaturas de aspecto cuádruple (“tetramorfo”) que el profeta Ezequiel describe en el relato de sus visiones. “Había en ellos algo que se parecía al hombre, cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Sus pies eran rectos y la planta del pie como la planta del pie del becerro y resplandecían como bronce bruñido. Debajo de las manos tenían manos de hombre; y tenían caras y alas por los cuatro lados. Por lo que respecta a su rostro los cuatro lo tenían de hombre, y los cuatro tenían cara de león en su lado derecho; en el lado izquierdo cara de buey y en la parte de arriba cara de águila.”

Ireneo de Lyon (finales del siglo II) fue el primero que relacionó el tetramorfo con los Evangelios y señaló que el león expresaba el concepto de realeza, el buey de sacrificio, el hombre de la encarnación y el águila del Espíritu que sostiene la Iglesia.

San Jerónimo (finales del siglo IV) fue quien asoció los “animales” con los evangelistas: el evangelio de Mateo empieza con la Encarnación y está simbolizado por el ángel; Marcos empieza con la figura del Bautista, “Voz que clama en el desierto”, potente y solitaria como el rugido de un león; Lucas pone el acento en el tema del sacrificio, por lo que se le asigna el toro; Juan realiza con su Evangelio un vuelo espiritual similar al de un águila. Tal vez es sólo una casualidad que los evangelios sean cuatro; sin embargo, este número se presta a una larga serie de correlaciones: por ejemplo, cuatro son los ríos del Paraíso, los profetas mayores del antiguo Testamento, los doctores de la Iglesia, las partes del mundo, los temperamentos humanos, las Virtudes y los puntos cardinales.

– Mateo se simboliza con un ángel (un hombre con alas) porque su evangelio comienza con la lista de los antepasados de Jesús, el Mesías: Mt 1,1-16. Esta lista es de gran valor para este evangelio porque presenta a Jesús como hijo de David (el más importante de los reyes) e hijo de Abrahán (el padre del pueblo de Dios). Mateo quiere afirmar que Jesús lleva a su perfección la historia del pueblo. Esta lista de mensajes tiene tres períodos de generaciones (3=número perfecto), y cada uno de los períodos se compone de catorce generaciones (14=7+7, número perfecto). Las mujeres también juegan un papel importante en esta genealogía; se trata de Tamar, Rajab, la mujer de Urías (Betsabé) y María. Son mujeres comprometidas con la justicia. Por eso Mateo las incluye en la lista.

– Marcos se simboliza con un león porque su evangelio comienza con la predicación del Bautista en el desierto, donde había animales salvajes. Su evangelio fue el primero en escribirse (en la década de los años 60 después de Cristo) y sirvió como texto de catequesis para los que se preparaban para recibir el bautismo. Es el evangelio más corto y el hecho de que comience presentando a Juan Bautista en el desierto es muy importante. Para el pueblo de la Biblia, el desierto representaba, entre otras cosas, el lugar donde se fraguan los nuevos proyectos. Esto es lo que hizo el pueblo de Dios cuando salió de la esclavitud de Egipto. Juan Bautista se da a conocer en el desierto, lo que pone de manifiesto que está preparando al pueblo para la gran novedad que supone la vida y las prácticas de liberación de Jesús. Partiendo de Am 3,8, podemos afirmar que la voz del león simboliza la voz de los profetas que denuncian la violación de los planes de Dios Ap 10,3. Por tanto, Juan Bautista es el profeta que denuncia la injusticia y que apunta a la novedad que aportará Jesús.

– Lucas se ha simbolizado mediante un buey o un toro porque su evangelio comienza con la visión de Zacarías en el Templo, donde se sacrificaban animales como bueyes, terneros y ovejas. El evangelio de Lucas comienza y termina en el Templo; los Hechos de los apóstoles constituyen la segunda parte del evangelio de Lucas. Si en el evangelio encontramos el camino de Jesús, en los Hechos tenemos el camino de las comunidades que siguieron a Jesús. El libro de los Hechos termina llegando Pablo a Roma, ciudad que, para Lucas, representa “los confines del mundo”.

– Juan es representado por un águila, la mirada dirigida al sol, porque su evangelio se abre con la contemplación del Jesús-Dios: Jn 1,1. El evangelio de Juan fue el último en aparecer, y no se escribió en pocos días. Lo escribieron los discípulos de Juan. Una de las características del Jesús del evangelio de Juan es esta: el Maestro nos conoce a cada uno de nosotros mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos: Jn 1,48. Poco más adelante dice que Jesús “no necesitaba que le informasen de nadie, pues él conocía muy bien el interior del hombre.” (Jn 2,25). Los símbolos de cuatro evangelistas surgieron a partir de Ez 1,10. En Ap 4,6-10 hay cuatro vivientes con ese aspecto, pero no se refieren a los evangelistas.

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