De la Feria.
PRIMERA LECTURA
Año I
Del libro del profeta Jeremías 23, 9-17. 21-29
CONTRA LOS FALSOS PROFETAS
A los profetas:
Se me rompe el corazón en el pecho, se me dislocan todos los huesos; soy como un ebrio, como hombre dominado por el vino, a causa de Señor y de sus santas palabras:
«El país está lleno de adulterios, y por ellos desfallece la tierra, se secan las dehesas de la estepa; porque es su fin la maldad y la injusticia es su fortaleza. Tanto el profeta como el sacerdote son impíos, hasta en mi templo encontré sus maldades -oráculo del Señor-. Su camino es oscuro y resbaladizo: tropezarán y caerán en él; les enviaré la desgracia el año de la cuenta -oráculo del Señor-.
Entre los profetas de Samaria he visto algo desatinado: profetizan por Baal extraviando a Israel, mi pueblo. Entre los profetas de Jerusalén he visto algo estremecedor: adúlteros y embusteros que apoyan a los malvados, para que nadie se convierta de la maldad. Son todos para mí como Sodoma, sus habitantes son como Gomorra.»
Por eso, así dice el Señor de los ejércitos a los profetas:
«Os daré a comer ajenjo y a beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén salió la impiedad a toda la tierra.»
Así dice el Señor de los ejércitos:
«No hagáis caso a los profetas que os profetizan, porque os engañan. Cuentan los sueños de su fantasía, no de la boca del Señor. Dicen a los que rechazan la palabra del Señor: "Tendrás paz"; y a los que siguen su corazón obstinado les dicen: "No os pasará nada malo." Yo no envié a los profetas, y ellos corrían; no les hablé, y ellos profetizaban. Si hubieran asistido a mi consejo, anunciarían mis palabras a mi pueblo, para que se convirtiera de su mala conducta, de la maldad de sus acciones.
¿Soy yo Dios sólo de cerca -oráculo del Señor-, y no soy Dios de lejos? Si uno se esconde en su escondrijo, ¿acaso no lo veo yo? ¿Acaso no lleno yo el cielo y la tierra? -oráculo del Señor-. He oído lo que dicen los profetas que profetizan en mi nombre falsamente, diciendo que han tenido un sueño; ¿hasta cuándo los profetas seguirán profetizando embustes y las fantasías de su mente? Pretenden hacer olvidar mi nombre a mi pueblo, con los sueños que se cuentan uno a otro, como olvidaron sus padres mi nombre, a causa de Baal. El profeta que tenga un sueño, que lo cuente; el que tenga mi palabra, que diga mi palabra auténtica. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? -oráculo del Señor-. ¿No es mi palabra como fuego -oráculo del Señor-, como martillo que tritura la piedra?»
Responsorio Mt 7, 15; 24, 11. 24
R. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados de ovejas, * pero por dentro son lobos rapaces.
V. Surgirán muchos falsos profetas, que obrarán grandes señales y prodigios y engañarán a muchos.
R. Pero por dentro son lobos rapaces.
Año II:
Comienza el libro de la Sabiduría 1, 1-15
ALABANZA A LA SABIDURÍA DE DIOS
Amad la justicia, los que juzgáis la tierra, pensad rectamente del Señor y con sencillez de corazón buscadlo. Porque se deja hallar de los que no lo tientan, se manifieste a los que no desconfían de él. Pues los pensamientos tortuosos apartan de Dios, y la Omnipotencia, puesta a prueba, rechaza a los insensatos. En efecto, en alma perversa no entra la sabiduría ni habita ella en cuerpo sometido al pecado; pues el santo espíritu que nos educa huye de la doblez, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la iniquidad.
La sabiduría es un espíritu que ama al hombre, pero no dejará sin castigo los labios del blasfemo; que Dios es testigo de sus riñones, observador veraz de su corazón y oye cuanto dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena el mundo y él, que todo lo mantiene unido, sabe cuanto se habla. Nadie, pues, que profiera palabras inicuas quedará oculto, no le pasará por alto la justicia vengadora. Las intenciones del impío serán examinadas; el eco de sus palabras llegará hasta el Señor para castigo de sus iniquidades. Un oído celoso lo escucha todo, no se le pasa ni el rumor de la murmuración. Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservad vuestra lengua de la maledicencia; que la palabra más secreta no se pronuncia en vano y la boca mentirosa da muerte al alma.
No os busquéis la muerte con los extravíos de vuestra vida, no os atraigáis la ruina con las obras de vuestras manos; que Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo creó para que subsistiera; las creaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del abismo sobre la tierra, porque la justicia es inmortal.
Responsorio Pr 3, 13. 15. 17; St 3, 17
R. Dichoso el hombre que encuentra sabiduría: adquirirla vale más que la plata y su renta más que el oro; * sus caminos son deleitosos v sus sendas son sendas de paz.
V. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras.
R. Sus caminos son deleitosos y sus sendas son sendas de paz.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios
(Cap. 19, 2-20, 12: Funk 1, 87-89)
DIOS HA CREADO EL MUNDO CON ORDEN Y SABIDURÍA I CON SUS DONES LO ENRIQUECE
No perdamos de vista al que es Padre y Creador de todo el mundo, y tengamos puesta nuestra esperanza en la munificencia y exuberancia del don de la paz que nos ofrece. Contemplémoslo con nuestra mente y pongamos los ojos de nuestra alma en la magnitud de sus designios, sopesando cuán bueno se muestra él para con todas sus creaturas.
Los astros del firmamento obedecen en sus movimientos, con exactitud y orden, las reglas que de él han recibido; el día y la noche van haciendo su camino, tal como él lo ha determinado, sin que jamás un día irrumpa sobre otro. El sol, la luna y el coro de los astros siguen las órbitas que él les ha señalado en armonía y sin transgresión alguna. La tierra fecunda, sometiéndose a sus decretos, ofrece, según el orden de las estaciones, la subsistencia tanto a los hombres como a los animales y a todos los seres vivientes que la habitan, sin que jamás desobedezca el orden que Dios le ha fijado.
Los abismos profundos e insondables y las regiones más inescrutables obedecen también a sus leyes. La inmensidad del mar, colocada en la concavidad en la que Dios la puso, nunca traspasa los límites que le fueron impuestos, sino que en todo se atiene a lo que él le ha mandado. Pues al mar dijo el Señor: Hasta aquí llegarás y no pasarás, aquí se romperá la arrogancia de tus olas. Los océanos, que el hombre no puede penetrar, y aquellos otros mundos que están por encima de nosotros obedecen también a las ordenaciones del Señor.
Las diversas estaciones del año, primavera, verano, otoño e invierno, van sucediéndose en orden, una tras otra: El ímpetu de los vientos irrumpe en su propio momento y realiza así su finalidad sin desobedecer nunca; las fuentes, que nunca se olvidan de manar y que Dios creó para el bienestar y la salud de los hombres, hacen brotar siempre de sus pechos el agua necesaria para la vida de los hombres; y aún los más pequeños de los animales, uniéndose en paz y concordia, van reproduciéndose y multiplicando su prole.
Así, en toda la creación, el Dueño y soberano Creador del universo ha querido que reinara la paz y la concordia, pues él desea el bien de todas sus creaturas y se muestra siempre magnánimo y generoso con todos los que recurrimos a su misericordia, por nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria y la majestad por los siglos de los siglos. Amén.
Responsorio Cf. Jdt 9, 17; cf. 6, 15
R. Señor, Dios del cielo y de la tierra, creador de las aguas, rey de toda la creación, * escucha las plegarias de tus hijos.
V. Señor, rey de cielos y tierra, ten misericordia de nuestra debilidad.
R. Escucha las plegarias de tus hijos.
La oración conclusiva como en las Laudes
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