Les prometo que yo tenía hecho el propósito de ser bueno, relajarme y menos información religiosa y más rosquillas con Rafaela, con perdón por el régimen (alimenticio, claro). El problema es que a uno se lo ponen muy difícil.
Sábado. En Miraflores, mi pueblo natal. Anoche me vine con el coche cargado porque tengo que desalojar en esta semana la casa parroquial de Madrid, y la de La Serna está por pintar, así que las cosas al pueblo. Hoy me toca mañanita de colocar trastos y hacer sitio para lo que venga ¡santo Dios, lo que acumula uno sin darse cuenta!
Soy madrugador. Socio está en el patio de casa tan entretenido y aprovechando para hacer sus cosas. Ya he rezado y me vengo al ordenador a dar una vuelta por este mundo de locos por lo civil y por lo eclesiástico. Y me he dicho: no puede ser, locos del todo…
Pues sí. Locos y rematadamente locos. Me he desayunado con una noticia de Infovaticana que recoge la intervención del cardenal Marx ¿será de nombre Groucho? que ha sintetizado en la presentación del diálogo “repensando Europa” de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea los que consideran “retos de la Unión Europea” en la situación actual.
Adivina, adivinanza… ¿Cuáles serán? A ver piensen, facilito, que quien habla es un cardenal de la santa Iglesia romana. ¿En qué pensará un cardenal católico, alemán, cuando le piden que hable de retos? ¿Tal vez de la descristianización de Europa? ¿De templos alemanes cerrados o bajo mínimos? ¿De la decadencia del catolicismo en su tierra? ¿De la ausencia de Dios? Oigan, que es un cardenal, se supone que es lo que debe preocuparle.
A estas alturas ya se han dado cuenta de que es el cardenal Marx, del grupo de los nueve cardenales más directamente asesores del papa Francisco, y saben que el cardenal Marx es, digamos, peculiar. Sí. Peculiar, original y medio memo (el nombramiento de cura de pueblo me hace generoso).
No digo pásmense, porque el susto sería que Marx (no Groucho, sean buenos) hablara de Jesucristo. Tranquilos, no es el caso. Lo que en realidad preocupa al cardenal, los grandes desafíos a los que se enfrenta Europa son tres, como la Trinidad, como las hijas de Elena, como las chicas del la, la, la, como el Trío Calavera, o los Tres Sudamericanos, que esos cantaban y cantaban bien.
Sí. Tres. Redoble de tambor. Más tambor. Fanfarrias, por fa. Los tres grandes desafíos de Europa, según un cardenal de la Iglesia católica, consejero principal del santo padre son (tachán, tachán): Cambio climático, cambios en el mundo laboral y los movimientos de fuga y las migraciones surgidas de la crisis de refugiados.
No sé si acudir a José Mota para buscar calificativos. Ya saben, eso de tonto pero del todo, tonto hasta decir basta, tonto pero no para un rato. La fe agoniza en Europa. Es igual. Les dejo unos datos de hace un año: En Alemania existen unos 23,7 millones de católicos, lo que significa el 29% de la población. En 2015 dejaron la Iglesia 181.925 personas.
En 1995 el número de bebés bautizados fue de 260 mil y en 2015 fueron 167 mil. En el caso de los matrimonios, en 1995 fueron 85.456 las parejas casadas por la Iglesia y en 2015 fueron casi la mitad: solo 44.928.
La asistencia a Misa en 1995 era del 18,6% y en 2015 solo del 10,4%. Entre los sacerdotes de Alemania, el 54% dijo confesarse solo una vez al año o ya haber abandonado este importante sacramento. Entre los agentes o asistentes pastorales la cifra es bastante más alarmante: 91% indica que se confiesa una sola vez al año o simplemente ya no lo hace.
Pese a toda esta alarmante evidencia, el Cardenal Reinhard Marx afirmó que “las estadísticas muestran que la Iglesia en Alemania sigue siendo una gran fuerza, cuyo mensaje es oído y aceptado.
No tengo más que añadir. El cardenal Marx prefiero decir que es memo o insensato. Otra hipótesis, sin descartarla, no me atrevo a hacerla explícita. Así estamos.
Lo que no sé es de qué se ríe. Tal vez de nosotros.
Publicar un comentario