Tuve la suerte de gozar de su cercanía y de sus impagables servicios durante años. Ahora me uno a su acción de gracias por estos 25 años de comienzo, crecimiento y madurez.
Que Dios las siga bendiciendo con muchas vocaciones y las colme de alegría. Y mil gracias por tanto bien como me hicieron a mí y siguen haciendo a los seminaristas y sacerdotes.
Que Monseñor Eduardo las siga acompañando también ahora como lo hizo a su llegada. Felicidades.
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