Decía Víctor Hugo que “todo poder es deber”. Considero que es una máxima de gran profundidad y que deberíamos tener más en cuenta. El poder nunca puede ser arbitrario, desmedido o al servicio de intereses particulares.
El poder es poseer medios suficientes para hacer algo. Quien posee poder en cualquier aspecto de la vida debe servir a los demás. Si el poder no es para servir al bien común se corrompe.
En el campo político la cuestión es clara: quien ha alcanzado el poder no debe emplearlo para su antojo, sino para servir al bien común, es decir, para crear las condiciones humanas, económicas y sociales que favorezcan el pleno desarrollo de toda persona de la comunidad a la que se debe. Y si no es así la comunidad deberá desalojarlo del poder cuanto antes, porque el poder es deber, no privilegio.
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