La Iglesia en España está rota, fracturada y fracasada.

Lo que estamos viendo -y sufriendo- los españoles por lo que nos viene de la Jerarquía de la Iglesia Católica en España -de la mayor parte de sus miembros; no de todos, es justo decirlo- y, desde ahí para abajo, por parte de una no pequeña -aunque no mayoritaria, como sí pasa con los obispos y con algunos representantes de órdenes religiosas- es lamentable. Y de muy difícil recomposición, hablando a lo humano y con los datos que hay a la vista.

No entro “ex profeso” -que podría-, a que “el Señor puede hacer de las piedras hijos de Abraham"; pero eso es lo que puede hacer Él, si quiere, aunque normalmente en “Su” hacer quiere contar con los hombres; y ahí es donde entro a lo que deberían hacer los obispos y demás. Y a lo que debería hacer yo también, por supuesto.

Lo que ya es tan evidente como patético es la desbandada general -como si hubiesen tocado “a rebato": verdadera fuga-, que la inmensa mayoría de españoles, desde su más tierna infancia, ejerce al respecto. La descristianización en este País es brutal. Y en menos de 35 años, por poner una cifra.

Los primeros culpables -porque todo se ha fraguado día a día, peldaño a peldaño, decisión a decisión, “patoral a pastoral", “catequesis a catequesis", colegio católico a colegio católico, parroquia a parroquia- han sido los estamentos eclesiales, a todos los niveles, con los obispos a la cabeza, como es logico y natural: el que manda, manda. Y son los primeros responsables. Y a continuación los que obedecen no debiendo hacerlo; pero, ¿quién es el guapo que pone la cara?

Luego y en consecuencia, porque las han vendido desde esas instancias anteriores, “familia a familia": es tristísimo decirlo. Las cuales, siendo -por que lo son, lo deben seguir siendo- “las primeras educadoras en la Fe de sus hijos” -así lo ha enseñado siempre la Iglesia, y hasta no hace mucho ha intentado ayudarlas en esa tarea que, tantas veces, las “sobrepasa"-, en la práctica y a día de hoy, después de ser trituradas -lo afirmo nuevamente- por los estamentos eclesiales que deberían haberlas fortalecido y orientado, son ahora las primeras en arrancar a Dios de las conciencias de sus hijos.

Porque son ya los mismos padres quienes los echan -a sus propios hijos: a esto hemos llegado; como con los pastores respecto a sus ovejas- a los piés de los caballos de la increencia, del buenismo, de la falta de virtudes, de la ausencia de trato con Dios, del “volver a empezar” con la gracia de la Confesión, del “vivir en Cristo” con la Comunión, y del saber de dónde venimos y a dónde vamos…, en lugar de pretender que nacemos de los monos, o de darles hormonas -y no precisamente del crecimiento, como a Messi-, o qué bien tener dos papás o dos mamás, o nada de nada, o tres o 50: de cualquier sitio y de cualquier forma o manera, menos de Dios.

¡Qué horror, nombrar a Dios! ¡Con lo que se desequilibran los niños con Dios! Con las hormonas no, claro; ni con lo de dos papás o dos mamás: eso -más otras muchas cosas-, los pone en su sitio y los deja asentados y centrados para toda su vida. ¡Natural!

Por todos esto -y más- afirmo que la Iglesia Católica en España está ROTA, FRACTURADA Y FRACASADA. Y desde sus mismos jerarcas. Con las excepciones de rigor, que las hay: buenas, pocas, pero cada vez más. Y esto es esperanzador a tope: porque de aquí en primerísimo lugar -de ellos- han de volver las aguas a su cauce.

Está ROTA, porque ha despreciado la “piedra angular": a Cristo; y con ello ya no saben ni de qué tienen que hablar. Ya lo denunció Jesús bien a las claras y en estos mísmos términos. Y se nos recuerda, año a año, en los Evangelios de las Misas. Pero está de moda hacer caso a cualquiera antes que al Señor. Y pasa lo que pasa. Ésto, en concreto:

“El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque, así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido [MAL]adoctrinados. Porque, con frecuencia, acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad [Jesucristo, “Camino, Verdad y Vida"], no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo.

>Por eso, el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: “Perros mudos, incapaces de ladrar". Y también dice de ellos en otro lugar: “No acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para que resistiera en la batalla, el día del Señor". “Acudir a la brecha” significa aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para defender a la grey; y “resistir en la batalla” es lo mismo que luchar por amor a la justicia contra los males que acechan.

>¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la casa de Israel. Por eso, en otro lugar, se dice al pueblo delincuente: “Tus profetas te ofrecían visiones falsas y engañosas, y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu suerte". Pues hay que tener presente que en la Escritura se da algunas veces el nombre de profeta a aquellos que, al recordar al pueblo cuán caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades futuras. Aquellos, en cambio, a quienes la Palabra de Dios acusa de predicar cosas falsas y engañosas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los culpables con falsas seguridades y, en lugar de manifestarles sus culpas, enmudecen ante ellos.

>Porque la reprensión es la llave con que se abren semejantes postemas [llagas infectadas, que hay que sajar primero para después poder curar]: ella hace que se descubran muchas culpas que desconocen a veces incluso los mismos que las cometieron. Por eso, san Pablo dice que el obispo debe ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios. Y, de manera semejante, afirma Malaquías: “Labios sacerdotales han de buscar la doctrina, porque es mensajero del Señor de los ejércitos". Y también dice el Señor por boca de Isaías: “Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta".

>Quien quiera pues que se llega al sacerdocio [con mayor motivo y mucha mayor responsabilidad los obispos] recibe el oficio de pregonero, para ir dando voces antes de la venida del riguroso Juez que ya se acerca. Pero, si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón, el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de Sí mismo a aquellos sobre los que había descendido” [Liturgia de la Horas. Segunda Lectura, Domingo XXVII del tiempo Ordinario. “E Regula pastorali sancti Gregorii Magni papae” (Lib. 2, 4: PL 77, 30-31).] -y que conste que lo d

Está FRACTURADA: basta ver lo que ha pasado con el tema “Cataluña” -por citar lo más reciente-, con las opiniones encontradas entre los mismos obispos -y que conste que lo del independentismo es uno de los problemas menores que tiene la Iglesia Católica en España, caso de que lo sea-, desmarcándose de la toma oficial de postura de la CEE, y del desbarre público y publicado de los obispos de Cataluña.

Y el FRACASO de la Iglesia, está ya descrito desde la primera línea del presente artículo; y no voy a seguir cavando en el pozo.

No he encontrado unas palabras más conmovedoras -porque las dice con el corazón en la mano y sin ninguna intención dudosa o sospechosa-, para reflejar todo lo expuesto, que las que declaró un fraile franciscano -y recogió ABC el domingo pasado, 8-X-17- en la despedida y cierre de su convento en Guadalajara, tras 120 años de presencia e historia: “Si miras hacia adelante, todos se van muriendo; y si miras hacia atrás, nadie te pisa los talones". No queda nada. No hay nada. Todo está arrasado.

Son dolorosamente trágicas por desoladoras. Pero son. Y ahí quedan. Y dicen muchísimo: lo dicen todo.

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16:31

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