Fiesta. Rojo
Martirologio Romano: Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, dando plenitud al Antiguo Testamento.
Antífona de entrada Mt 28, 19-20
Dice el Señor: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado”.
Oración colecta
Dios nuestro, que con infinita misericordia elegiste a san Mateo, convirtiéndolo de publicano en apóstol; sostenidos por su intercesión y su ejemplo concédenos que, siguiéndote con fidelidad, vivamos siempre unidos a ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
En esta fiesta de san Mateo te presentamos, Señor, nuestras oraciones y ofrendas, y te suplicamos que mires con amor a tu Iglesia, cuya fe alimentaste con la predicación de los apóstoles. Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 9, 13
Dice el Señor: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Oración después de la comunión
Padre nuestro, participamos de la alegría de la salvación, como el apóstol san Mateo, que recibió en su casa con gozo al mismo Salvador; concédenos alimentarnos siempre de aquél que no venido a llamar a los justos sino a los pecadores. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Lectura Ef 4, 1-7. 11-13
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos. Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida en que Cristo los ha distribuido. Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Palabra de Dios.
Comentario
Pablo nos invita a vivir de acuerdo a nuestra “vocación”. Esta palabra significa “haber sido llamado”, ¿y quién nos llama? Claramente debemos responder que es Jesús quien nos llama. Debemos vivir de acuerdo al llamado y a quien nos llama. No somos cristianos anónimos para Jesús. Tenemos un nombre, Jesús nos llama y nos propone un modo de vida a cada uno en particular, y no como parte “del montón”.
Salmo 18, 2-5
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos: Un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra, y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
Aleluya
Aleluya. A ti, Dios, te alabamos y cantamos; a ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles. Aleluya.
Evangelio Mt 9, 9-13
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: ‘Prefiero la misericordia al sacrificio’. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.
Comentario
La imagen de este relato nos sorprende. El hombre “se levantó”, sin dudarlo, sin pensarlo, sin mediar otra cosa que la palabra de Jesús que lo llamaba. Para el evangelio no significa un simple gesto de salir de la comodidad de una silla. “Levantarse” es recuperar una dignidad perdida para así, de pie, y en movimiento, ir detrás de Jesús y seguirlo.
Oración preparatoria
Señor, yo también quiero dejar todo para estar sólo contigo en esta oración. Concédeme desprenderme de todas mis preocupaciones para poder escuchar y ser dócil a las inspiraciones de tu Santo Espíritu.
Petición
Señor, cúrame de todo aquello que me aleje de cumplir tu voluntad.
Meditación
Hoy, el Evangelio nos habla de una vocación, la del publicano Mateo. Jesús está preparando el pequeño grupo de discípulos que han de continuar su obra de salvación. Él escoge a quien quiere: serán pescadores, o de una humilde profesión. Incluso, llama a que le siga un cobrador de impuestos, profesión menospreciada por los judíos —que se consideraban perfectos observantes de la ley—, porque la veían como muy cercana a tener una vida pecadora, ya que cobraban impuestos en nombre del gobernador romano, a quien no querían someterse.
Es suficiente con la invitación de Jesús: «Sígueme» (Mt 9,9). Con una palabra del Maestro, Mateo deja su profesión y muy contento le invita a su casa para celebrar allí un banquete de agradecimiento. Era natural que Mateo tuviera un grupo de buenos amigos, del mismo “ramo profesional”, para que le acompañaran a participar de aquel convite. Según los fariseos, toda aquella gente eran pecadores reconocidos públicamente como tales.
Los fariseos no pueden callar y lo comentan con algunos discípulos de Jesús: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» (Mt 9,10). La respuesta de Jesús es inmediata: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal» (Mt 9,12). La comparación es perfecta: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mt 9,13).
Las palabras de este Evangelio son de actualidad. Jesús continúa invitándonos a que le sigamos, cada uno según su estado y profesión. Y seguir a Jesús, con frecuencia, supone dejar pasiones desordenadas, mal comportamiento familiar, pérdida de tiempo, para dedicar ratos a la oración, al banquete eucarístico, a la pastoral misionera. En fin, que «un cristiano no es dueño de sí mismo, sino que está entregado al servicio de Dios» (San Ignacio de Antioquía).
Pidamos a Dios la gracia de la salud espiritual de nuestra alma y la de todos los hombres, para que sea él quien viva en nosotros y nosotros para Él.
Propósito
Buscar un acercamiento o tener un acto de caridad con esa persona que «me cuesta» aceptar.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por invitarme a seguirte, a ser tu discípulo y misionero. Ardientemente deseo tener la fe y el amor suficiente para responder con prontitud a tu llamado. Quiero salir de esta oración con la sabiduría, la fuerza y la alegría, que logre contagiar de tu amor a los demás. Siguiendo el ejemplo de María, y por su intercesión, te pido que sea fermento y canal para comunicar tu amor en mi familia, en mi profesión, en el círculo de mis amigos.
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