¡Altísimo Señor, Omnipotente !
Sean tuyos la gloria, los loores
y toda bendición.
Sólo a ti corresponden y hombre alguno
es digno de nombrarte.
Loado, mi Señor, seas por todas
las criaturas; sobre todas ellas
por mi señor hermano el Sol.
Con su lumbre y su luz nos das el día.
¡Cuán bello es y esplendoroso! El lleva
tu representación, ¡ oh Dios Altísimo !
Por el hermano Viento;
por el Aire, la Nube y las Estrellas
y por la hermana Luna
seas loado, mi Señor, que bellas
y claras cosas en el cielo hiciste.
Loado seas siempre, mi señor,
por el hermano Viento y por el Aire,
y el Sereno, el Nublado y todo tiempo.
Con ellos sostenéis las criaturas.
Loado seas por la hermana Agua,
tan útil, tan humilde,
tan preciosa, tan casta.
Loado seas siempre, mi Señor,
por el hermano Fuego.
Con él la noche alumbras,
y es robusto, y es bello,
y es alegre, y es fuerte.
Loado seas, mi Señor, por nuestra
madre y hermana Tierra,
porque ella nos gobierna y nos mantiene,
nos da frutos diversos
y flores de color y verde hierba.
Sé, mi Señor, loado por aquellos
que por tu Amor perdonan, que pacientes
sufren tribulaciones y dolores.
Y bienaventurados
los que en paz se mantienen, porque un día,
¡ oh Altísimo !, por ti serán premiados.
Loado, mi Señor, seas por ella,
nuestra hermana la Muerte corporal,
de la cual ningún hombre
podrá escapar jamás.
¡ Y ay de aquellos que mueran
en pecado mortal !
Y bienaventurado el que la encuentre
viviendo en m divina voluntad,
que la segunda muerte contra ellos
no prevalecerá.
¡ Load y bendecid a mi Señor,
dadle gracias, servidle
con humildad !
San Francisco de Asís
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