La liturgia diaria meditada - Os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación (Lc 11,47-54) 13/10



Jueves 13 de Octubre de 2016
De la feria
Verde.

Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, san Eduardo, apellidado el Confesor, que, siendo rey de los ingleses, fue muy amado por su eximia caridad, y trabajó incansablemente por mantener la paz en sus estados y la comunión con la Sede Romana (1066).

La Virgen de Fátima (también llamada Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora del Rosario de Fátima, o Nossa Senhora de Fátima en portugués) es una advocación con que se venera en el catolicismo a María, madre de Jesús. La misma se originó en una serie de apariciones que tres niños pastores, Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto afirmaron haber tenido en Fátima entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, las que confirieron fama mundial a esta advocación.

Antífona de entrada          Sal 129, 3-4
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Dios de Israel, en ti se encuentra el perdón.

Oración colecta     
Dios todopoderoso, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, y nos ayude en la práctica constante de las buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Recibe, Señor, las oraciones de tus fieles junto con estas ofrendas; haz que este sacrificio, celebrado con amor, nos lleve a la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        cf. Sal 33, 11
Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada.

O bien:         1 Jn 3, 2
Cuando se manifieste el Señor, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Oración después de la comunión
Padre, humildemente te pedimos que así como nos alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas partícipes de la naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        Ef 1, 1-10
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, saluda a los santos que creen en Cristo Jesús. Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo.
Palabra de Dios.

Comentario
El himno nos invita a alabar a Dios Padre por todas las bendiciones que nos ha dado: nos llama a la vida eterna, nos hace sus hijos e hijas, nos ha salvado y nos ha dado a conocer su voluntad. Esa voluntad es lo que él quiere para nuestra vida: que lleguemos a la comunión plena con él. ¿Cómo no darle gracias por el inmenso regalo de su amor gratuito?

Sal 97, 1-6
R. ¡El Señor manifestó su victoria!

Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R.

El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R.

Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey. R.

Aleluya         Jn 14, 6
Aleluya. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio     Lc 11, 47-54
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a los fariseos y a los doctores de la Ley: “¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: “Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos”. Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. ¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden”. Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
Palabra del Señor.

Comentario
“Cerrar el paso a los que intentan entrar” es lo que fundamenta la grave denuncia que destaca la terrible irresponsabilidad de las autoridades religiosas. Parece que a ellos no les alcanza con no entrar, sino que también impiden a los otros el acceso a la sabiduría, al encuentro con la verdad y, por lo tanto, al crecimiento personal. ¡Cuántos “maestros” hoy deberían temer estas palabras del Señor!

Oración introductoria
Padre, Tú derramas tu amor sin distinción, quieres que todos experimenten tu cercanía y misericordia. ¡Ay de mí porque con mi pobre testimonio cristiano puedo alejar a otros de tu cariño! Ilumina mi oración, ven y haz morada en mi corazón, para que sea un auténtico testigo de tu amor.

Petición
Jesùs, te pedimos que tomemos la mano de María donde estaremos seguros de ir por el buen camino, por el camino de la verdad y de la Iglesia, que es la misma verdad.

Meditación 

Hoy, se nos plantea el sentido, aceptación y trato dado a los profetas: «Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán» (Lc 11,49). Son personas de cualquier condición social o religiosa, que han recibido el mensaje divino y se han impregnado de él; impulsados por el Espíritu, lo expresan con signos o palabras comprensibles para su tiempo. Es un mensaje transmitido mediante discursos, nunca halagadores, o acciones, casi siempre difíciles de aceptar. Una característica de la profecía es su incomodidad. El don resulta molesto para quien lo recibe, pues le escuece internamente, y es incómodo para su entorno, que hoy puede extenderse a todo el mundo.

Los contemporáneos del profeta pretenden condenarlo al silencio, lo calumnian, lo desacreditan, así hasta que muere. Llega entonces el momento de erigirle el sepulcro y de organizarle homenajes, cuando ya no molesta. No faltan actualmente profetas que gozan de fama universal. ¿Nos acordamos de lo que reclamaban y nos exigían?, ¿ponemos en práctica lo que nos hicieron ver? 

Ahora, como en tiempos de Jesús, muchos analizan frases y estudian textos para desacreditar a los que incomodan con sus palabras: ¿es éste nuestro proceder? «No hay cosa más peligrosa que juzgar las cosas de Dios con los discursos humanos» (San Juan Crisóstomo).

La hipocresía es aborrecida por Dios; porque no hay nada peor en el alma de un creyente que este terrible pecado. Dios aborrece al que no es sincero y quiere aparentar lo que no es en la realidad. Dios sigue mandando al mundo de hoy los profetas que predican la verdad, pero de nuevo el hombre vuelve la vista y hace oídos sordos a la verdad. De nuevo volvemos a matar la verdad que Dios sigue proclamando. 

Mi fe en Cristo no puede estar separada de mi fe en la Iglesia y de aquí ha de brotar mi certeza de que en todo momento he de defender sus enseñanzas. Cuando una Iglesia se cierra, la gente pasa ante sus puertas y no puede entrar. «Y aún peor, el Señor que está ahí adentro no puede salir». Lo mismo, de manera análoga, puede suceder con toda la Iglesia de Cristo, si ante sus puertas se interponen como barrera los nuevos «doctores de la Ley». Los que transforman la fe en ideología, y alejan a todos los demás de los jardines y de los pozos de la gracia.  

También hoy existen esos que creen que tienen en sus manos la clave del conocimiento, y no abren la puerta. Peor, «se detienen en la puerta, hacen barrera y no dejan entrar a los demás. De esta manera sabotean la enseñanza misma de Cristo, que dice otra cosa: “vayan, salgan a todo el mundo. Enseñen, bauticen. Vayan a los cruces de las calles y traigan a todos adentro. Buenos y malos”. Es lo que dice Jesús, todos adentro».
  
El origen de esta actitud de «las llaves en el bolsillo y de la puerta cerrada» es, un «proceso espiritual y mental». No les interesa «Jesús, su ternura, su mansedumbre». Son «rígidas»; en ellas «el conocimiento de Jesús se transforma en un conocimiento ideológico, e incluso moralista», como sucedía en tiempos de Jesús, cuando los doctores de la Ley «cerraban la puerta con tantas prescripciones». Y «cuando un cristiano se vuelve discípulo de la ideología, ha perdido la fe. Ya no es discípulo de Jesús. Es discípulo de esta actitud». 

«La ideología», espanta, aleja a la gente. Aleja, aleja a la gente y aleja a la Iglesia de la gente». La de los «cristianos ideológicos», es una «enfermedad grave», pero no es nueva: ya el apóstol Juan en su Primera Lectura hablaba de ellos, de los «cristianos que pierden la fe y prefieren la ideología», convirtiéndose incluso en «rígidos moralistas, pero sin bondad». Y, si un buen cristiano los regaña, su reacción es la misma de los fariseos ante Jesús, tal como la narra el Evangelio de la misa de hoy: «Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación». La tentación de desnaturalizar el cristianismo y convertirlo en una ideología puede tocarnos a todos. Y no se combate con disputas culturales.

 El origen de esta posible desnaturalización, se encuentra en la falta de la oración. «La clave que abre la puerta de la fe siempre es la oración». Y solo entonces el testimonio del cristiano puede convertirse en «un testimonio soberbio, orgulloso», en el que se alaba a sí mismo y se busca la «propia promoción». En cambio, cuando un cristiano reza de verdad, y no se limita a «decir oraciones», como los fariseos, «no se aleja de la fe». Solo de esta manera permanece en su humildad y no corre el peligro de convertirse en una persona que «cierra el camino al Señor».

Diálogo con Cristo
Padre bueno, dame la gracia de salir de esta oración decidido a vivir siempre con autenticidad venciendo el miedo al qué dirán, la rutina o ley del menor esfuerzo, para aspirar a ser tu discípulo y misionero. Aumenta mi generosidad para aportar todas mis cualidades, mi ingenio e incluso mis recursos materiales para llevarte a los demás.

Propósito
Ante las dificultades del día de hoy, recitar la jaculatoria: Cristo, en Ti confío.

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