El karoshi –muerte por exceso de trabajo– ha vuelto a discutirse públicamente en Japón este mes, en el que han coincidido un informe oficial y la investigación de dos casos. El gobierno ha anunciado una reforma para combatir este fenómeno.
El informe, elaborado por una comisión oficial, estima que de los suicidios registrados en el país el año pasado, unos 24.000, 2.159 fueron motivados por estrés laboral. El ambiente reinante en muchas empresas japonesas es de fuerte presión, principalmente sobre los empleados subalternos, y de entrega sin reservas al trabajo.
Muestras de ello son dos casos que la inspección laboral ha calificado de karoshi. Las dos víctimas eran empleados de la agencia de publicidad Dentsu, la más importante de Japón. De la primera, un hombre de 30 años muerto en 2013, solo se ha dado a conocer que estaba sometido a sobrecarga de trabajo. En cambio, de la segunda, una mujer de 24 años, se han conocido numerosos pormenores porque los ha revelado su madre a la opinión pública.
Cien horas extras en un mes
La joven, recientemente graduada en la Universidad de Tokio, una de las más prestigiosas del país, ingresó en Dentsu en abril de 2015, para encargarse de los anuncios en Internet de aseguradoras de automóviles y de agentes de valores. Poco después, empezó a expresar en las redes sociales angustia por las interminables jornadas laborales –algunos domingos incluidos– y por sentirse acosada por sus jefes. El pasado día de Navidad se arrojó por la ventana desde la residencia para empleados donde se alojaba. Los inspectores laborales han visto en el registro de Dentsu que en las cuatro semanas anteriores ella había hecho cien horas extraordinarias.
El presidente de Dentsu ha declarado estar “abrumado de vergüenza” por las muertes de los dos empleados. La empresa ha reconocido que estaba gestionando mal el uso de horas extraordinarias, y ha anunciado que a partir de noviembre próximo bajará el máximo permitido de 70 a 65 mensuales.
El Ministerio de Trabajo ha advertido que presentará una querella criminal contra Dentsu, si encuentra pruebas de alguna infracción. Que no podrá ser el exceso de horas extras, pues en Japón no hay límite legal para el tiempo de trabajo.
Sin embargo, un caso de karoshi, si es oficialmente reconocido, permite a los herederos de la víctima reclamar indemnización. El Ministerio considera que hubo karoshicuando se cumplen las siguientes condiciones: en caso de muerte por crisis cardiovascular, si la víctima había hecho 100 o más horas extraordinarias en el último mes, u 80 en al menos dos meses consecutivos de los seis últimos; en caso de suicidio, los umbrales están en 160 y 100 horas, respectivamente. En el caso más sonado hasta ahora, la cadena de restaurantes Watami fue condenada en diciembre pasado a indemnizar con 130 millones de yenes (1 millón de euros) a la familia de una empleada que se suicidó a los 26 años tras hacer 140 horas extraordinarias en un mes.
Prestar más atención a las mujeres
El primer ministro Shinzo Abe ha dicho que su prioridad es una reforma laboral, incluidas una limitación del horario de trabajo y condiciones más favorables para las madres, y en general para los empleados con obligaciones familiares. Serán objeto de particular atención las mujeres, que están incorporándose cada vez en mayor número a puestos donde antes había predominio masculino, y para las que el ambiente creado resulta especialmente hostil. De hecho, ellas –en muchos casos jóvenes– son hoy alrededor de la quinta parte de las víctimas del karoshi, que en los años ochenta afectaba casi exclusivamente a hombres de mediana edad.
Habrá que ver si esta vez el gobierno va en serio, pues hasta ahora no ha hecho gran cosa contra el karoshi. Hace dos años, una ley para prevenirlo ordenó la recopilación regular de datos y campañas de opinión pública. La semana pasada, el primer ministro inauguró las sesiones de otra comisión, que estudiará posibles medidas para mejorar las condiciones de trabajo. En abril de este año, cuando el Ministerio de Trabajo publicó los datos de demandas de indemnización por karoshi presentadas el año anterior, Hiroshi Kawahito, secretario general de una organización nacional de víctimas, se declaró muy insatisfecho. “El gobierno convoca un montón de simposios y hace carteles sobre este problema –dijo a Reuters–, pero es todo propaganda. La verdadera cuestión es reducir las horas de trabajo, y en eso el gobierno no está haciendo bastante”.
aceprensa.com
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