Domingo 30 de Octubre de 2016
31º Domingo durante el año
Verde.
Antífona de entrada cf. Sal 37, 22-23
Señor, no me abandones, Dios mío, no te quedes lejos de mí; apresúrate a venir en mi ayuda, mi Señor, mi Salvador.
Oración colecta
Dios omnipotente y lleno de misericordia, que concedes a tus fieles celebrar dignamente esta liturgia de alabanza; te pedimos que nos ayudes a caminar sin tropiezos hacia los bienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una fuente generosa de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión cf. Sal 15, 11
Señor, me darás a conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia.
O bien: cf. Jn 6, 57
Dice el Señor: “Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene vida, vivo por el Padre, el que me come vivirá por mí”.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, que crezca en nosotros la acción de tu poder para que, restaurados con estos sacramentos celestiales, tu gracia nos prepare a recibir lo que ellos nos prometen. Por Jesucristo, nuestro Señor.
1ª Lectura Sab 11, 22—12, 2
Lectura del libro de la Sabiduría.
Señor, el mundo entero es delante de ti como un grano de polvo que apenas inclina la balanza, como una gota de rocío matinal que cae sobre la tierra. Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos se conviertan. Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado. ¿Cómo podría subsistir una cosa si tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría si no la hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida, porque tu espíritu incorruptible está en todas las cosas. Por eso reprendes poco a poco a los que caen, y los amonestas recordándoles sus pecados, para que se aparten del mal y crean en ti, Señor.
Palabra de Dios.
Comentario
El sabio debe comenzar su acto de asombro considerando su pobreza y la grandeza de Dios. Desde esta verdad más profunda, podrá luego reflexionar, meditar y contemplar el resto de las cuestiones, que según este texto serán el perdón, el amor, la providencia, y la fe.
Sal 144, 1-2. 8-11. 13c-14
R. Bendeciré al Señor siempre y en todo lugar.
Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente; día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. R.
El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. R.
2ª Lectura 2Tes 1, 11—2, 2
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Hermanos: Rogamos constantemente por ustedes a fin de que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe. Así el Nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, les rogamos, hermanos, que no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el Día del Señor ya ha llegado.
Palabra de Dios.
Comentario
Ser considerados por Dios dignos de la vocación significa que hemos sido fieles a la vida a la cual el Señor nos ha llamado. Esta fidelidad se vive en cada momento de la vida, y en cada opción que vamos haciendo.
Aleluya Jn 3, 16
Aleluya. Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único; todo el que cree en él tiene Vida eterna. Aleluya.
Evangelio Lc 19, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor.
Comentario
Zaqueo no pretendía simplemente conocer de vista a Jesús, sino ver quién era. El encuentro personal con él hizo que este deseo profundo se cumpliera muy por encima de sus expectativas”.
Oración introductoria
Jesús, como Zaqueo quiero conocerte mejor, pero hay muchas cosas que me lo impiden y me distraen. Hoy vengo a esta oración dispuesto a encontrarme contigo. Mírame Señor, con ese amor con que miraste a Zaqueo, ven a mí, prometo no dejarte ir nunca más.
Petición
Señor, haz que venga hoy tu salvación a mi alma.
Meditación
1.- Señor, te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan… A todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida… corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor. Este texto del libro de la Sabiduría es un maravilloso anticipo de lo que sería la vida de Jesús, una vida en la que se manifestó el amor de Dios, nuestro padre, hacia nosotros. No intentaré comentar este texto, porque es difícil decir lo que el texto dice, mejor de lo que lo dice. Sí quiero invitarlos a meditar con fe las palabras de este texto del libro de la Sabiduría. El Señor nunca quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y así debe ser nuestra conducta hacia todas aquellas personas a las que consideramos más pecadoras que nosotros. Lo que de verdad queremos es que se conviertan al amor de Dios y al amor al prójimo, como hizo Zaqueo. Dios es amigo de la vida, nunca de la muerte, y quiere que todos sus hijos amemos a todas las personas, que también nosotros seamos amigos de la vida y nunca de la muerte.
2.- No perdáis fácilmente la cabeza, ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima. En esta segunda carta a los Tesalonicenses san Pablo se dirige especialmente a todas aquellas personas que vivían más pendientes de la segunda venida del Señor, que de vivir el día a día siguiendo los consejos y mandamientos del Señor Jesús. Lo que deben hacer –les dice– es esforzarse en vivir como buenos cristianos en cada uno de los momentos de la vida. Lo de la segunda venida es cosa del Señor, no nuestra; dejemos que el Señor cumpla sus designios y sus promesas cómo y cuándo a él le plazca. Lo nuestro es vivir de tal manera que “Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en nosotros y nosotros en Él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.
3.- Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más. Cuando Zaqueo se subió a la higuera para así poder ver a Jesús, no lo hizo porque estuviera convertido, o porque pensara convertirse. Lo más probable es que lo hiciera por pura curiosidad, porque quería ver a un personaje famoso del que se contaban hechos y dichos portentosos. Fue Jesús el que con su llamada y su actitud misericordiosa hacia él le convirtió. Zaqueo, eso sí, se dejó convertir por Jesús, siendo fiel a la llamada que este le hizo. Y la conversión de Zaqueo no se limitó a creer en Jesús, sino que desde el primer momento estuvo dispuesto a aceptar y a asumir las consecuencias de su nueva fe. Él era jefe de publicanos y rico, mientras que Jesús predicaba la pobreza y una confianza total en la providencia y bondad de un Dios padre. Zaqueo era publicano porque se dedicaba a recaudar los impuestos públicos –públicum– que Roma imponía a los judíos. Así se había hecho rico; pero la presencia misericordiosa de Jesús junto a él, en su propia casa, le había transformado. Jesús no había visto en él al pecador público, sino a un hijo de Abrahán, a quien Dios ama. Al sentirse amado por Jesús, Zaqueo se convierte a Dios y al prójimo. Por eso, Zaqueo es un maravilloso ejemplo de conversión cristiana, de conversión a Cristo, al Cristo que no entiende la conversión a Dios, si no viene acompañada de una verdadera conversión al prójimo. Si nosotros nos dejamos tocar por el amor de Cristo, por el amor de Dios, seguro que nos convertiremos de verdad a Dios y manifestaremos nuestro amor a Dios, amando con hechos, no sólo con palabras, a nuestro prójimo.
Propósito
Imitar esta actitud de prontitud alegre de Zaqueo a lo que Jesús nos pide, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, necesito este encuentro contigo en la oración. El ejemplo de Zaqueo me hace ver que quien te deja entrar en su vida, no pierde nada de lo que realmente hace la vida bella, buena y grande. Tu amistad abre las puertas de un horizonte inmenso. Ayúdame a hacer la misma experiencia y a no tener miedo de abrirte de par en par las puertas de mi corazón.
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