¿QUÉ silencio de tristes ruiseñores
presintiendo el fluir de tu latido
tu paso sobre el alba ha precedido
y precedió tu fuga por las flores?
¿Qué río de apagados resplandores,
corriente sin espejo y sin sonido,
de la mar arrancó ese ancho mugido
por el final mortal de tus primores?
Como pájaro o mar, cual río o luna
que han llorado tu gracia abandonada
gimen todas las cosas su impotencia
pues, ni con su alto amor, pudo ninguna
embellecerte más, robarte nada,
ni detener tu huída, adolescencia.
Bartolomé Lloréns
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