Estimados amigos del blog: el año pasado, con motivo del famoso “Sínodo de las familias” convocado en Roma, hubo una mujer que dio que hablar al decir cuatro o cinco verdades con la parresía que manda el Evangelio.
Estoy hablando de la Dra. rumana Anca María Cernea.
Para quienes no hayan tenido el placer de conocerla, dejo más abajo su memorable discurso.
Mientras tanto, para quienes estén en Argentina y, más precisamente en BUENOS AIRES o PARANÁ, los invito a participar y a difundir el ciclo de conferencias que dictará en diversos lugares (ver afiche) entre el 9 y el 17 de noviembre próximo.
Para los cultores del feminismo radical, acá va una que propongo como “Madre de la Iglesia” moderna.
P. Javier Olivera Ravasi
Discurso de Anca Maria Cernea durante el Sínodo de los Obispos. Roma, 2015
Fuente: InfoCatólica
Su Santidad, Padres Sinodiales, Hermanos y Hermanas,
Represento a la Asociación de Doctores Católicos de Bucarest. Soy de la Iglesia Greco-Católica Rumana.
Mi padre fue un líder político Cristiano, que fue encarcelado durante 17 años por los comunistas. Mis padres estaban prometidos, pero su boda tuvo lugar 17 años después. Mi madre esperó a mi padre todos esos años, aunque ella ni siquiera sabía si él seguía vivo. Ellos han sido heroicamente fieles a Dios y a su compromiso. Su ejemplo muestra que la gracia de Dios puede superar terribles circunstancias sociales y pobreza material.
Nosotros, como doctores Católicos, defendiendo la vida y la familia, podemos ver que esto, antes de nada, es una batalla espiritual. La pobreza material y el consumismo no es la causa primordial de la crisis de la familia. La causa primordial de la revolución sexual y cultural es ideológica.
Nuestra Señora de Fátima dijo que los errores de Rusia se extenderían por todo el mundo. Primero se hizo de manera violenta, Marxismo clásico, matando a decenas de millones.
Ahora, se está haciendo mayoritariamente a través del Marxismo cultural. Hay una continuidad desde la revolución sexual de Lenin, a través de Gramsci y la escuela de Frankfurt, hasta los hoy en día derechos de los homosexuales e ideología de género.
El Marxismo clásico pretendía rediseñar la sociedad, a través de la apropiación violenta de la propiedad. Ahora la revolución es más profunda; pretende redefinir la familia, la identidad sexual y la naturaleza humana.
Esta ideología se llama a sí misma progresista. Pero no es otra cosa que la antigua oferta de la serpiente, que el hombre tome el control, reemplazar a Dios, para resolver la salvación aquí, en este mundo. Es un error de naturaleza religiosa, es Gnosticismo.
Es tarea de los pastores reconocerlo y advertir al rebaño de este peligro. «Buscad primero el Reino de Dios, y Su justicia, y todo lo demás se te dará por añadidura». La misión de la Iglesia es salvar almas. El Mal, en este mundo, viene del pecado. No por la disparidad de renta o el «cambio climático».
La solución es: Evangelización. Conversión. No un aumento del control de los gobiernos. No un gobierno mundial. Actualmente estos es lo que los principales agentes imponen, el Marxismo cultural a nuestras naciones, bajo la forma de control de población, salud reproductiva, derechos de los homosexuales, educación de género y otros.
Lo que actualmente necesita el mundo no es la limitación de la libertad, sino la verdadera libertad, liberación del pecado. Salvación.
Nuestra Iglesia fue suprimida por la ocupación Soviética. Ninguno de nuestros 12 obispos traicionó su comunión con el Santo Padre. Nuestra Iglesia sobrevivió gracias a la determinación de nuestros obispos y su ejemplo resistiendo a la prisión y el terror.
Nuestros obispos pidieron a la comunidad no seguir el mundo. No cooperar con los comunistas. Ahora necesitamos que Roma diga al mundo: «Arrepiéntete de tus pecados y vuelve a Dios, porque el Reino de los Cielos está cerca.»
No sólo nosotros, los laicos católicos, además muchos Cristianos Ortodoxos están rezando con inquietud por este Sínodo. Porque, como dicen, si la Iglesia Católica cede al espíritu del mundo, va a ser muy difícil para los otros Cristianos resistir.
Traducido por Josep Maria Fontdecaba Climent, del equipo de traductores de InfoCatólica
Dra. Anca María Cernea
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