Madurez y objetividad

 No es necesario alcanzar una edad avanzada para tener madurez. Es posible definir los rasgos de una conducta y de una personalidad madura: 
Las personas, los acontecimientos, las cosas son como son. Aceptar la realidad. La objetividad lleva consigo el conocimiento justo de la realidad, tanto de la propia como de la exterior. Significa una mirada que reconoce las cosas como son y las acepta con respeto, captando sus aspectos y advirtiendo el modo más oportuno para actuar con acierto. Saber distinguir en cada situación lo que está al alcance de la propia acción, de lo que no se puede ni quizá se debe cambiar por el momento. 

En relación a la realidad interior objetividad es aceptar que uno mismo, como persona irrepetible, tiene sus propias virtudes y defectos, habilidades y limitaciones. Nadie es solo portador de virtudes ni solo defectos. No se deben infravalorar las limitaciones, ni dar excesivo peso a las buenas cualidades. Todo con mesura, sin estridencias. La idea que uno tiene de sí mismo influye en gran medida en la percepción de lo exterior; la interpretación que formulamos de las personas, circunstancias y situaciones está en consonancia con nuestra actitud, edad, estado y condición. Objetividad, pues, es aceptar la realidad de las cosas, admitir que la vida cambia y que muchas veces es difícil adaptar nuestro interior a esos cambios, asumir las limitaciones. (Francisco Fernández-Carvajal en "Pasó haciendo el bien").

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18:09

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