Dedicado a Gerardo, antiguo compañero de I.C.A.I.
Mañana no especialmente complicada de sábado. Al final de la misma, unos amigos me invitan a leer la entrevista que se le hace a Tania Sánchez en una revista que se distribuye con un importante diario de tirada nacional.
Para los que no acaban de saber quién es Tania Sánchez, se les puede recordar que estuvo designada candidata de Izquierda Unida a la presidencia de la comunidad de Madrid y que tuvo que renunciar tras supuestos escándalos entre los que descatacaba apoyar con su voto subvenciones importantísimas del ayutamiento de Rivas, del que era concejala, a su propio hermano, amén de otra serie irregularidades personales y familiares. Pero además se hizo conocida por ser la novia o compañera o como se llame del actual líder de “Podemos”, Pablo Iglesias.
Sorprende que una chica tan de izquierdas acabe estudiando nada menos que en una universidad privada y para más recochineo católica. ¿Razones? Pues que la moza debía dedicarse mucho a la politica y menos al estudio, ya que su nota de selectividad no le dio para entrar en una universidad pública. Primera renuncia a los principios de la izquierda. Eso sí, dejando claro que si fue a La Salle es porque ahí no obligaban a estudiar religión.
Servidor estudió un año en los jesuitas, concretamente en el I.C.A.I. de Alberto Aguilera, de Madrid, el primer año de ingeniería superior, tras el cual decidí llevar mi vida por otros derroteros. En I.C.A.I., donde conservo muy buenos amigos, al revés que en La Salle, además de exigir una buena nota media previa, era necesario pasar una serie de pruebas de conocimiento y unos tests especiales sin los cuales no se entraba. Pero es que una vez dentro, al menos entonces era así, lo primero que te presentaban era al director espiritual y se sabía, desde el primer momento, que una asignatura era el famoso P.S.C., pensamiento social cristiano.
No solo eso. Bien puedo permitirme el lujo de recordar aquí al famoso padre Sánchez Blanco, alias “el pájaro”, extraordinario profesor de cálculo de varias generaciones de alumnos, y confesor de tantos y tantos. Suya era la primera misa de la mañana y suyo el confesionario horas y horas.
No sé cómo está ahora I.C.A.I. y cómo se trabaja en este aspecto. Lo que sí me pregunto es el sentido de una universidad católica en la que se entra con rebajas y en la que la religión parece algo meramente circunstancial según nos dice Tania Sánchez. Creo en la libertad de enseñanza y respeto la existencia de univeridades privadas. Cada cual vaya a la que quiera y el mercado laboral dirá si merece la pena. I.C.A.I. como Icade siguen merciendo la pena.
Pero si una institución católica lleva adelante una universidad no es solo para que sus alumnos sean los mejores, sino para que sus alumnos conozcan la doctrina de la Iglesia y de manera especial la doctrina social, que es la que deberá marcar su vida como profesionales. Como si la Iglesia tiene una facultad de medicina es deber enseñar los pricipios elementales de bioética católica.
Por eso descubrir como característica de una universidad llevada por una institución de la Iglesia que no se obliga a estudiar religión, deja un poco triste. Espero que no sea así y que esa afirmación sea tan solo una manera de justificar Tania Sánchez la asistencia de una mujer de extrema izquierda al campus de La Salle. Porque si una universidad católica no tiene entre sus materias de curso obligado la religión, la doctrina de la Iglesia, algo muy grave está fallando.
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