Mientras escribo estas líneas, aquí en Molinoviejo, la televisión transmite las primeras imágenes de la "marcha por la vida", que avanza en la calle de Alcalá. Veo a algunas antiguas alumnas de Aldeafuente y me siento orgulloso de ellas; las hemos educado para luchar en defensa de los grandes valores, y tienen la cabeza bien armada para la batalla. Begoña, agarrada a la pancarta de cabeza, canta algo a voz en grito.
Apago la tele y, como siempre me ocurre en estos casos, me dejo dominar por la melancolía. ¿Es que hay alguien que no sepa que el aborto provocado es un homicidio? Y me viene a la memoria el conocido lamento de Dürrenmatt: "raros tiempos éstos en los que es necesario demostrar lo evidente."
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