COMO el almendro, en cuya seca rama
que pareció al invierno ya sin vida
deja la primavera florecida
su nueva savia que en la flor se inflama,
así mi alma también se me derrama
en una nueva primavera henchida
y de su amarga sequedad se olvida
floreciendo al Amor que me reclama...
Como el almendro de este santo huerto
esperaba con fe la primavera
que le ha dejado de alba flor cubierto,
así mi alma también, también espera
poder cantar la fe que nunca ha muerto,
¡el cielo Tuyo que un instante viera!
BARTOLOMÉ LLORÉNS (CATARROJA, 1922-1946)
FUE PARA DÁMASO ALONSO "LA JUVENTUD QUIZÁ MÁS TRASPASADA DE VIDA Y ESPÍRITU". CARLOS BOUSOÑO, GRAN AMIGO SUYO Y POETA, SEÑALABA QUE "ESTOS VERSOS TIENEN UN SEGURO PUESTO ENTRE LAS VOCES AUTÉNTICAS DE NUESTRO GRAN SIGLO LÍRICO." NO CABE DUDA DE QUE SUS VERSOS Y SU VIDA -ÍNTIMAMENTE UNIDOS- SIGUEN HABLANDO AL CORAZÓN DE CADA HOMBRE Y MUJER QUE BUSCA "AQUELLA ETERNA FONTE".
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