La Plaza de la Iglesia, que está frente a Tajamar, no tiene nombre. El Ayuntamiento aún no ha decidido cómo llamarla a pesar de que está bien delimitada y es centro de reunión y de paseo para las gentes del barrio.
Cuando estoy en Madrid, salgo a caminar todas las mañanas y doy varias vueltas a la plaza. Así comprobé que tiene siete bares, a saber: La taberna, La Golondrina, El Pasaje, Casa Toni, San Isidro, El Rincón y Vianca.
“El Pasaje” es el local más moderno de todos; pero, como me dice un alcohólico nada anónimo de la zona, los mejores caracoles están en “Casa Toni”.
―Siéntate conmigo, cura. Te invito a unos caracoles.
―Otro día. Hoy ando con prisas.
La plaza de los siete bares tiene, además, dos peluquerías (de señoras y caballeros), una tienda de marcos, cristalería, farmacia, papelería, quiosco de prensa, un supermercado, un bazar chino, una academia de inglés, administración de lotería, clínica dental, frutería…
A las 11 de la mañana la plaza de los siete bares se llena de alumnos de Tajamar que vienen a comprar chuches en la papelería y a devorar unos bocadillos de metro y medio capaces de tumbar a un rinoceronte adulto.
Un chaval de dos metros discute apasionadamente con otro:
―Te lo digo yo, tío. Hay que estudiar chino, que es el idioma del futuro.
Me meto en la conversación (no tengo arreglo) y hasta me ofrecen una patata frita comprada en el chino.
Publicar un comentario