Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Lunes de la 34 a. Semana – Ciclo C

“Alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales y dijo: “Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todo los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”. (Lc 21,1-4)


Hay quien da mucho dando poco.

Hay quien da poco dando mucho.

Hay quien da mucho dando una sonrisa.

Hay quien da mucho dando una palabra de bondad.

Hay quien da mucho dando la mano para ayudar a un ciego.

Hoy quien da mucho dando un rato de tiempo haciendo compañía a alguien que está solo.


Jesús dijo que daba mucho, suficiente para salvarse,

Si da de comer.

Si da de beber.

Si visita a un enfermo.

Si visita a un encarcelado.


Marcela dio mucho cuando hizo aquella llamada a aquella enferma.

Juan dio mucho cuando llevó aquel pan a Pedro que no tenía para comprarlo.

Carlos dio mucho cuando aquel día tomó la escoba y barrió la casa para que la esposa descansase.


Para Dios:

Da más no el que hace más montón.

Da más aquel que da con más amor.

Da más quien da de lo que tiene para vivir.

Da más quien da de lo que él mismo necesita.


Porque:

Nadie da más que el que da lo que él mismo necesita.

Nadie da más que el que da lo que él mismo necesita para vivir.

La viuda no da gran cosa.

Pero dio lo que necesitaba para vivir.

Porque quien da lo que él mismo necesita, se está dando a sí mismo.

Dar cosas ya es importante.

Darse a sí mismo es darlo todo.


Domund 2000, aquella empleada de servicio doméstico me entregó un sobre.

No abultaba mucho.

Pero abultaba todas sus necesidades.

Abultaba el salario el salario de todo el mes.


Dios no mira el montón.

Dios no mira los números o la cantidad.

Dios mira lo que da el corazón.

Dios mira lo que da la generosidad.

Dios mira lo que da no la mano sino el corazón.


Por eso cuando des, no mires cuánto das.

Mira con cuanto amor das.

No mires cuánto te duele.

Mira con cuánta alegría das.

“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por el amigo”.

“Nadie tiene mayor amor que el que da lo que él mismo necesita”.


Señor, sabes lo que me cuesta dar.

Señor, si no soy capaz de dar de lo que necesito, dame al menos suficiente amor para dar de lo que me sobre.

Señor, si no soy capaz de dar de lo que me sobra dame el que sea capaz de dar un pedacito.

Pero que lo que doy lo puedas medirlo tú por el amor que expreso.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo C Tagged: amor, caridad, desprendimiento, generosidad, misericordia, ofrenda, pobre, viuda

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