Sin la Virgen, me caigo


Ana era una chica cordial, charlatana, entusiasta…, y me temo que un pelín desconfiada. Un día descubrí que, además de cantautora, también era poeta, y me enseñó unos papeles repletos de vida y sensibilidad.


—¿Qué vas a hacer cuando termines la carrera?, le pregunté.


—Yo lo que quiero es comprarme una ambulancia y recorrer Cádiz buscando enfermos.

Publicar un comentario

Facebook
Blogger

SacerdotesCatolicos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets