12 de julio. Viernes de la XIV semana durante el año.

Jacob lucha con el Ángel del Señor para que lo bendiga y el Ángel le toca la articulación del femur.

Jacob lucha con el Ángel del Señor para que lo bendiga y el Ángel le toca la articulación del femur.



1. (Año I) Génesis 46,1-7.28-30


a) José no sólo perdona a sus hermanos, sino que les encarga que traigan a su padre a Egipto.


La escena es significativa: Jacob, con sus hijos y nietos, y con sus posesiones, emigra a Egipto. Es el inicio de una estancia del pueblo elegido en tierra extraña, que tendrá su viaje de vuelta en el éxodo, cuatro siglos después, cuando, guiados por Moisés, salgan de Egipto y peregrinen hacia la tierra prometida.


En las palabras de ánimo que Dios dirige al anciano Jacob ya se asegura la vuelta: «no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en un pueblo numeroso: yo bajaré contigo y yo te haré subir».


Es emocionante la escena del encuentro de Jacob con su hijo José, después de tantos años de darlo por perdido. Toda la familia se instala en la región de Gosén.


b) En nuestra vida, hay muchos viajes de ida y vuelta.


Como Abrahán, que sale de su tierra de Ur, como José que es llevado contra su voluntad a Egipto, como Jacob y su familia que emigran buscando mejores condiciones de vida, todos podemos ser un poco peregrinos en la vida y emigrantes, viajeros de éxodos que no esperábamos. La vida da muchas vueltas y, a veces, nos hace madurar por caminos que, a primera vista, no nos parecen muy agradables.


Ojalá tengamos la seguridad, como Jacob y José, de que Dios está siempre con nosotros. Estemos en tierra propia o en tierra extraña: «Yo bajaré contigo a Egipto y yo te haré subir». Igual que José interpretaba que era Dios el que había permitido que él pasara por la amarga experiencia de ser vendido como esclavo, para sacar también de eso un gran bien para todos. Pase lo que pase a cada persona, y también a la humanidad y a la Iglesia, Dios sigue con sus planes: «Yo te convertiré en pueblo numeroso».


El salmo nos invita, una vez más, a hacer el bien y a tener confianza en Dios, que nos sigue en todos nuestros «viajes» con cercanía de padre: «Confía en el Señor y haz el bien… el Señor vela por los días de los buenos… apártate del mal y haz el bien, porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles… el Señor es quien salva a los justos, los protege y los libra».


2. Mateo 10,16-23


a) En el discurso misionero, Jesús anuncia a los suyos que tendrán dificultades y persecuciones.


Las comparaciones están tomadas ahora de la vida de los animales: lobos y ovejas, serpientes y palomas. Conscientes de que serán perseguidos, les recomienda estas dos cualidades: la sagacidad de las serpientes (para saber discernir la presencia de los lobos y no provocar inútilmente a los opositores) y la sencillez de las palomas (sin doblez ni complicaciones).


Seguros de que, a pesar de todas las precauciones, los llevarán ante los tribunales y los odiarán y hasta los matarán. Jesús les invita a confiar en la ayuda de Dios: el Espíritu Santo estará a su lado y les dará su luz y su fuerza.


b) Cuando Mateo escribió su evangelio, la comunidad cristiana ya sabía mucho de persecuciones y excomuniones y hasta de martirios.


El Libro de los Hechos nos lo atestigua abundantemente. Basta recordar el martirio de Santiago y Esteban, así como la historia de los dos grandes héroes de la primera generación, Pedro y Pablo.


A lo largo de la historia, la comunidad de Cristo ha seguido padeciendo problemas internos y externos. Ya se lo había avisado Jesús. También en el mundo de hoy, anunciar el evangelio nos expone a malentendidos y reacciones contrarias. El martirio -el testimonio hasta la muerte- sigue siendo actual. Se repiten los casos, sobre todo en países de misión, o allí donde cristianos valientes denuncian atropellos e injusticias.


Pero esto no nos tiene que desanimar, ni hacernos cejar en nuestro empeño evangelizador. «Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra». Lo importante es seguir anunciando a todos el amor de Dios. Si no es de un modo, será de otro. Si estamos convencidos nosotros mismos de que la salvación está en Cristo y en el estilo de vida que nos propone, ya encontraremos el lugar y el modo de comunicarla a los demás. Con prudencia y, al mismo tiempo, con sencillez. Ayudados por el Espíritu de Dios. Tenemos trabajo hasta el fin del mundo, hasta la vuelta del Señor. Y «el que persevere hasta el final, se salvará».


«Yo bajaré contigo a Egipto y yo te haré subir» (1ª lectura I)


«Confía en el Señor y haz el bien» (salmo I)


«El que persevere hasta el final, se salvará» (evangelio)




Secciones:

Publicar un comentario

[facebook][blogger]

SacerdotesCatolicos

{facebook#https://www.facebook.com/pg/sacerdotes.catolicos.evangelizando} {twitter#https://twitter.com/ofsmexico} {google-plus#https://plus.google.com/+SacerdotesCatolicos} {pinterest#} {youtube#https://www.youtube.com/channel/UCfnrkUkpqrCpGFluxeM6-LA} {instagram#}

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets