Me cuentan y no acaban de lo que está siendo el funeral por nuestro amigo "Ka" en la querida ciudad de Sololá: incontables personas que han pasado por los diversos lugares en que se veló su cadáver, varias misas por su eterno descanso, y el funeral presidido por el Obispo diocesano. Un clamor de gratitud y afecto por la vida de este hombre sencillo, inocente, cordial, que se ha ganado el cielo con una vida muy sufrida, pero feliz. Que desde el cielo nos siga cuidando a los que tuvimos la dicha de tratarlo. Y, gracias, a los amigos sololatecos que con tanta solicitud me han informado, al instante, de estos hechos tristes, pero consoladores a la vez.
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