¿Es fácil rezar el Padre Nuestro?

Domingo 16 Tiempo Ordinario – C


El Padre Nuestro suele ser la primera oración que nos enseñaron nuestras madres. Como fue la primera y única oración que Jesús enseñó a los suyos.

Claro que como la hemos aprendido de niños y la hemos recitado de memoria infinidad de veces, puede que sea la oración más maltratada.

Porque orar el Padre Nuestro es como avivar y expresar en nosotros el misterio de Dios y del Evangelio.

Porque rezar el Padre Nuestro no es decir palabras bonitas, sino un meternos en ese misterio de Dios llamado a expresarlo en nuestras vidas.


En primer lugar comenzamos haciendo una confesión de fe en Dios como Padre, por tanto en nosotros como hijos y todos como familia de Dios.

Porque en segundo lugar lo reconocemos como “Padre Nuestro”.

Lo que significa una “paternidad universal”.

Y significa reconocernos a todos como “hijos”,

y por tanto reconocernos a todos como “hermanos”.



Toda una nueva visión de la humanidad.

Toda una nueva visión de la relación entre todos nosotros.

Toda una visión de la humanidad como “la familia de Dios”.


Bastaría esta simple invocación:

Para que todo cambie,

Para que el mundo se ponga de patas arriba,

Pero todos nos sintamos diferentes,

Para todos nos veamos y nos tratemos de una manera distinta.


Por eso la oración del Padre Nuestro no es una oración de pedigüeños, como suelen ser nuestras oraciones.

Es una oración en la que nos implicamos todos:

En el misterio paternal de Dios

En todos los intereses

En todos los planes y proyectos de Dios.


En toda la primera parte nos comprometemos en los ideales de Dios sobre nosotros y sobre el mundo:

Alabanza y glorificación de Dios,

Compromiso de un mundo mejor, que es el Reino,

Y siempre disponibles a su voluntad.

Nos ponemos en la actitud de María: “Hágase en mí tu palabra”.

Nos ponemos en la actitud de Jesús: “Hágase tu voluntad y no la mía”.


Y la segunda parte, le pedimos por todo aquello que pueda quebrar la solidaridad y la comunión de la familia de Dios.

Compartir el pan,

Regalarnos el perdón que restaña todas las heridas en la comunidad

Fortaleza para ser más que nuestras debilidades.


Con todo esto, el Padre Nuestro:

Comienza por un hablar con Dios Padre,

Pero luego implica todo un nuevo estilo de vida.

Un nuevo estilo de relaciones.

Una nueva de visión de la humanidad no dividida por los muros de los intereses humanos, sino unida por la fraternidad.


¿Te parece fácil?

Por eso los discípulos:

No le piden a Jesús que les “enseñe a rezar”.

Sino que les enseñe a “orar”.

¿Qué es lo mismo? Pues no.

Se puede rezar sin orar.

Porque se pueden decir palabras con la lengua sin que resuene el corazón.

Como se puede orar sin decir palabra alguna.

Basta el grito y la disponibilidad del corazón


Todos hemos rezado infinidad de Padre Nuestros.

¿Cuántos habremos rezado de verdad?

¿Cuántos habrán cambiado nuestra actitud para con Dios?

¿Cuántos habrán cambiado nuestra actitud para con los demás?

¿Cuántos habrán cambiado nuestra actitud en la comunidad?


Estoy seguro de que también hoy debiéramos pedirle a Jesús: “Señor, enséñanos a orar” por más que nos creamos expertos en oraciones.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo C Tagged: cristianos, hermanos, oracion, orar, padre, padre nuestro

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