Comenzó en España el Siglo de las Luces, y comenzaron las quemas de conventos. Se dio principio en el siglo XIX a la supuesta libertad de las masas en Europa, pero lo que realmente principió fue la terrible esclavitud de millones de seres humanos en las fábricas de la Revolución Industrial. Se consumó en el siglo XX el progreso de la Humanidad sin Dios, y lo que nació fue la férrea dictadura de los soviets, el Gran Hermano, aquel largo e inacabable 1984.
Si no hubiera tenido lugar la descristianización de la Época de las Luces, Europa hubiera conocido su Revolución Industrial, pero atenuada por una visión cristiana, dirigida por los pastores de Cristo. Si la Cristiandad no se hubiera dividido y la égida de los Vicarios de Cristo hubiera dado luz a todo el Viejo Continente, cuánto más progreso hubiera habido, cuántos ríos de sangre y lágrimas se hubieran evitado.
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