Esta graciosa imagen de la Virgen del Carmen vestida de Pastora, con los corderillos a sus pies amparados bajo su manto, se conserva en el comedor de los padres carmelitas de san Juan de Puerto Rico. Hoy termina el mes de julio y recojo como despedida la oración que el Papa Francisco dirigió a la Madre y Hermosura del Carmelo, Reina de los Mares y patrona de los navegantes en su visita a Lampedusa:
Oh María, Estrella del Mar, una vez más recurrimos a ti para encontrar refugio y serenidad, para implorar amparo y socorro.
Madre de Dios y Madre nuestra, dirige tu dulcísima mirada a todos los que cada día afrontan los peligros del mar para garantizar a sus familias el sustento necesario para la vida, para tutelar el respeto de la creación, para servir a la paz entre los pueblos.
Protectora de los migrantes e itinerantes, ayuda con atención materna a los hombres, mujeres y niños obligados a huir de sus tierras en busca de futuro y de esperanza. Que el encuentro con nosotros y nuestros pueblos no se transforme en fuente de nuevas y más graves esclavitudes y humillaciones.
Madre de Misericordia implora perdón para nosotros, que, cegados por el egoísmo, ensimismados en nuestros intereses y prisioneros de nuestros temores, estamos distraídos ante las necesidades y sufrimientos de los hermanos.
Refugio de los pecadores, obtén la conversión del corazón de los que generan guerras, odio y pobreza, explotan a los hermanos y sus fragilidades, hacen de la vida humana indigno comercio.
Modelo de caridad, bendice a los hombres y mujeres de buena voluntad que acogen y sirven a los que llegan a esta tierra: que el amor recibido y donado sea semilla de nuevos lazos fraternales y aurora de un mundo de paz. Así sea.
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