Un gondolero veneciano comenta con triste humor: «Una visita fantástica. Mis clientes están contentos, están disfrutando de la belleza de la ciudad. La admiran mucho, hacen fotos, la comentan, y creo que volverán pronto a esta maravillosa ciudad». Había tantos whatsapp que mirar que para ellos nunca habrá existido «el sereno canal de romántica luz» que cantara Charles Aznavour.
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