No se trata, nos aclara Jesucristo en el Evangelio de este domingo, de contraponer deberes, dedicándonos a las cosas de Dios, con olvido del trabajo, el estudio o la convivencia con los demás. Si damos a Dios lo que es suyo, sentiremos que nos empuja hacia el prójimo. Y descubriremos que hay tiempo para Dios y para los otros.
Nos enseñó a vivir de esta manera San Juan Pablo II, cuya fiesta es hoy domingo, día en que comenzó su gran pontificado que cambió el siglo XX. Vivió pendiente de Dios y volcado en los hombres. Defendió los derechos divinos y las libertades de pueblos y personas, sojuzgados por ideologías totalitarias. Que su intercesión nos ayude y su ejemplo nos guíe ¡Desde el cielo bien puede hacerlo!
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