Reunión en la parroquia de Rafaela. Un localito coqueto junto a la casa parroquial. El párroco, D. Jesús, Rafaela, Joaquina y cuatro o cinco más. Todo mujeres, que en los pueblos ya se sabe, que estas cosas son de mujeres, qué le vamos a hacer. Es inicio de curso y D. Jesús quiere reunirse con ellas a ver qué se les ocurre para el curso que comienza.
Esto, hace años, cuando se estudiaba tanto eso de la dinámica de grupos, como si eso fuera el evangelio con patas, se conocía por “lluvia de ideas”. Algunas cosas, las de siempre: tenemos unos niños en catequesis, a ver si se apunta alguno para confirmación, y si queréis nos seguimos reuniendo nosotros alguna vez. Pero bueno, lo que se os ocurra…
Iba saliendo de todo: un bingo, un día organizar una comida para todos los que quisieran venir del pueblo, podíamos ir de excursión, o abrir esto alguna tarde para tomar café y jugar a las cartas. Y ya podía pensar algo para la juventud, o un club, hablar de sus cosas, o que vinieran a jugar a algo. O una procesión con el Cristo o la Virgen, que en algunos sitios va mucha gente. Podíamos hacer estampas y llaveros y venderlos, y lo que se saque para la parroquia.
Habría que hablar con el ayuntamiento la cosa esta de la gente que tiene necesidad: los inmigrantes, si hay alguien en paro, a lo mejor podíamos pedir para darles comida o pedir ropa.
Un charloteo por todo lo alto, una jaula de grillos, un corral de gallinas que se van animando unas a otras. Menos Rafaela. Esa, curiosamente, calladita. Y don Jesús, mosqueado. Hubo un momento en que todos la miraban y se fue haciendo un silencio denso que disimularon echando mano a unas exquisitas rosquillas de anís.
Don Jesús fue el único que se atrevió a romper ese silencio.
- No has dicho nada, Rafaela… ¿qué te parece?
- A mí me parece bien todo.
- ¿Y no quieres sugerir algo?
En mala hora se lo preguntó.
- ¿Vamos a poder tener misa todos los días?
- Todos los días, imposible. Sábados y domingos y si acaso algún día entre semana.
- ¿Cuál va a ser el horario de confesiones?
- No puedo. Atenderé si alguien me lo pide.
- ¿Nos va a exponer el Santisimo algún día?
- No, no va a poder ser.
- ¿Y el rosario?
- Eso tenéis que ser vosotras.
- No tengo más que decir. Lo demás me sobra.
- Rafaela…
- D. Jesús…
Publicar un comentario