Magnífica recreación de un episodio crucial de la historia de Noruega en el siglo XX, cuando el país nórdico se encontró en una delicada encrucijada. En 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, mantener una estricta neutralidad parece cada vez más pura quimera. Para los nazis, Noruega es una estratégica fuente de recursos naturales, de la que desea hacer uso, pero querría la colaboración voluntaria del país.
El gobierno y los parlamentarios debaten sobre cuál es la postura correcta, resistir con las armas o ceder, ante un agobiante ultimátum, y mientras el rey Haakon VII y el heredero príncipe Olav, dudan acerca de su papel, sabiendo que la dinastía es joven y los cambios en Escandinavia todavía son muy recientes. Se impone dar un paso adelante y mostrarse proactivo, por el bien de la nación y sabiendo que la historia les juzgará.
El cineasta noruego Erik Poppe ya dio medida de su talento como director en la cinta Mil veces buenas noches, que aunque contemporánea, trata temas semejantes, pues habla de la nueva guerra contra el terrorismo en Afganistán, y del periodismo bélico, donde también toca tomar partido, no se puede ser neutral. Aquí, con un guión de Harald Rosenløw-Eeg y Jan Trygve Røyneland, extrae conclusiones semejantes de hechos históricos no tan lejanos, en una trama que hace pensar en un film de título y responsabilidad real parecidos, El discurso del rey.
Pero en vez de al británico monarca tartamudo Jorge VI preparándose para hablar a una población que espera su aliento, aquí tenemos a un rey que debe pensar en la seguridad de su pueblo y de su familia, y respetar las funciones de gobierno y parlamento, pero no pasivamente. El logro de introducirnos en la trastienda de la monarquía y el poder noruegos retrotrae a la tradición británica que tantos éxitos tiene en ese terreno, incluida la reciente serie televisiva The Crown.
El film, que tiene un magnífico ritmo, y un selecto reparto –gran trabajo del danés Jesper Christensen como el rey–, ofrece los hechos sobre todo desde el lado de los noruegos, y más específicamente del de la familia real, aunque también con la presión del cónsul por parte de los nazis, y acciones de guerra que incluyen ataques aéreos y combates en la tierra nevada, y que implican tanto a militares curtidos como a jóvenes que se sacrifican por su país. El conjunto constituye un atinado cuadro de gran empaque, justo finalista en las cintas que aspiraban al Oscar a la mejor película extranjera.
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