Sábado 26 de Agosto de 2017
Misa a elección:
Feria. Verde.
Beato Ceferino Namuncurá. (ML). Blanco.
Santa María en sábado. (ML). Blanco.
Ceferino Namuncurá Burgos nació en Chimpay, Río Negro (Argentina), el 26 de agosto de 1886. Era un joven laico argentino de orígenes mapuche y criollo. Estando con los salesianos, tuvo la oportunidad de viajar a Roma para visitar al papa Pío X y le obsequió una manta de piel de chulengo blanco. Ceferino murió en Roma el 11 de mayo de 1905. El 11 de noviembre de 2007 fue beatificado en su suelo natal.
Antífona de entrada Sal 83, 10-11
Señor, protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en otra parte.
Oración colecta
Dios nuestro, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones la ternura de tu amor para que, amándote en todas y sobre todas las cosas, alcancemos tus promesas que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien: del beato Ceferino
Dios todopoderoso y eterno, que en el Beato Ceferino Namuncurá, hijo de la tierra patagónica, ofreces a los jóvenes un alegre ejemplo de santidad, concédenos por su intercesión ser ardientes misioneros de tu Reino para nuestro pueblo, realizando, con amor y fortaleza, las tareas de cada día. Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien: de santa María en sábado
Dios nuestro, que elegiste el seno virginal de María como digna morada de tu Hijo, concédenos, con su ayuda, participar con profunda alegría de esta celebración. Por nuestro Señor Jesucristo…
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, nuestra ofrenda, en la cual se realiza un admirable intercambio, para que, al ofrecerte lo que nos diste, podamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 129, 7
En el Señor se encuentra la misericordia y la redención en abundancia.
Oración después de la comunión
Señor y Padre nuestro, unidos a Cristo por este sacramento, imploramos humildemente tu misericordia, para que, hechos semejantes a él en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Lectura Rt 2, 1-3. 8-11; 4, 13-17
Lectura del libro de Rut.
Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente muy rico llamado Booz, de la familia de Elimélec. Rut, la moabita, dijo una vez a Noemí: “Déjame ir a recoger espigas al campo, detrás de alguien que me haga ese favor”. “Puedes ir, hija mía”, le respondió ella. Entonces Rut se puso a recoger espigas en el campo, detrás de los que cosechaban, y tuvo la suerte de hacerlo en una parcela perteneciente a Booz, el de la familia de Elimélec. Entonces Booz dijo a Rut: “¡Óyeme bien, hija mía! No vayas a recoger espigas a otro campo ni te alejes para nada de aquí; quédate junto a mis servidores. Fíjate en qué terreno cosechan y ve detrás de ellos. Ya di orden a mis servidores para que no te molesten. Si tienes sed, ve a beber en los cántaros el agua que ellos saquen”. Rut se postró con el rostro en tierra y exclamó: “¿Por qué te he caído en gracia para que te fijes en mí, si no soy más que una extranjera?”. Booz le respondió: “Me han contado muy bien todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido, y cómo has dejado a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, para venir a un pueblo desconocido”. Booz se casó con Rut y se unió a ella. El Señor hizo que ella concibiera y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres dijeron a Noemí: “¡Bendito sea el Señor, que hoy no te deja faltar quien responda por ti! Su nombre será proclamado en Israel. Él te reconfortará y será tu apoyo en la vejez, porque te lo ha engendrado tu nuera que te quiere tanto y que vale para ti más que siete hijos”. Noemí tomó al niño, lo puso sobre su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas le dieron un nombre, diciendo: “Le ha nacido un hijo a Noemí”, y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David.
Palabra de Dios.
Comentario
Todas las personas que intervienen en esta historia -Noemí, Rut y Booz- son sensibles y pueden establecer vínculos sólidos y amorosos. El final de estos sucesos se abre a toda la historia de salvación: de la descendencia de esta mujer extranjera nacerá el rey David, y siglos después, Jesús. La historia de Rut nos confirma que Dios no tiene fronteras y que él puede obrar siempre que encuentra personas capaces de conmoverse ante al prójimo y abiertas a la gracia.
Sal 127, 1-5
R. ¡Bendito el que teme al Señor!
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.
Misa a elección:
Feria. Verde.
Beato Ceferino Namuncurá. (ML). Blanco.
Santa María en sábado. (ML). Blanco.
Ceferino Namuncurá Burgos nació en Chimpay, Río Negro (Argentina), el 26 de agosto de 1886. Era un joven laico argentino de orígenes mapuche y criollo. Estando con los salesianos, tuvo la oportunidad de viajar a Roma para visitar al papa Pío X y le obsequió una manta de piel de chulengo blanco. Ceferino murió en Roma el 11 de mayo de 1905. El 11 de noviembre de 2007 fue beatificado en su suelo natal.
Antífona de entrada Sal 83, 10-11
Señor, protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en otra parte.
Oración colecta
Dios nuestro, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones la ternura de tu amor para que, amándote en todas y sobre todas las cosas, alcancemos tus promesas que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
O bien: del beato Ceferino
Dios todopoderoso y eterno, que en el Beato Ceferino Namuncurá, hijo de la tierra patagónica, ofreces a los jóvenes un alegre ejemplo de santidad, concédenos por su intercesión ser ardientes misioneros de tu Reino para nuestro pueblo, realizando, con amor y fortaleza, las tareas de cada día. Por nuestro Señor Jesucristo...
O bien: de santa María en sábado
Dios nuestro, que elegiste el seno virginal de María como digna morada de tu Hijo, concédenos, con su ayuda, participar con profunda alegría de esta celebración. Por nuestro Señor Jesucristo…
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, nuestra ofrenda, en la cual se realiza un admirable intercambio, para que, al ofrecerte lo que nos diste, podamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 129, 7
En el Señor se encuentra la misericordia y la redención en abundancia.
Oración después de la comunión
Señor y Padre nuestro, unidos a Cristo por este sacramento, imploramos humildemente tu misericordia, para que, hechos semejantes a él en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Lectura Rt 2, 1-3. 8-11; 4, 13-17
Lectura del libro de Rut.
Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente muy rico llamado Booz, de la familia de Elimélec. Rut, la moabita, dijo una vez a Noemí: “Déjame ir a recoger espigas al campo, detrás de alguien que me haga ese favor”. “Puedes ir, hija mía”, le respondió ella. Entonces Rut se puso a recoger espigas en el campo, detrás de los que cosechaban, y tuvo la suerte de hacerlo en una parcela perteneciente a Booz, el de la familia de Elimélec. Entonces Booz dijo a Rut: “¡Óyeme bien, hija mía! No vayas a recoger espigas a otro campo ni te alejes para nada de aquí; quédate junto a mis servidores. Fíjate en qué terreno cosechan y ve detrás de ellos. Ya di orden a mis servidores para que no te molesten. Si tienes sed, ve a beber en los cántaros el agua que ellos saquen”. Rut se postró con el rostro en tierra y exclamó: “¿Por qué te he caído en gracia para que te fijes en mí, si no soy más que una extranjera?”. Booz le respondió: “Me han contado muy bien todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido, y cómo has dejado a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, para venir a un pueblo desconocido”. Booz se casó con Rut y se unió a ella. El Señor hizo que ella concibiera y diera a luz un hijo. Entonces las mujeres dijeron a Noemí: “¡Bendito sea el Señor, que hoy no te deja faltar quien responda por ti! Su nombre será proclamado en Israel. Él te reconfortará y será tu apoyo en la vejez, porque te lo ha engendrado tu nuera que te quiere tanto y que vale para ti más que siete hijos”. Noemí tomó al niño, lo puso sobre su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas le dieron un nombre, diciendo: “Le ha nacido un hijo a Noemí”, y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David.
Palabra de Dios.
Comentario
Todas las personas que intervienen en esta historia -Noemí, Rut y Booz- son sensibles y pueden establecer vínculos sólidos y amorosos. El final de estos sucesos se abre a toda la historia de salvación: de la descendencia de esta mujer extranjera nacerá el rey David, y siglos después, Jesús. La historia de Rut nos confirma que Dios no tiene fronteras y que él puede obrar siempre que encuentra personas capaces de conmoverse ante al prójimo y abiertas a la gracia.
Sal 127, 1-5
R. ¡Bendito el que teme al Señor!
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.
Aleluya Mt 23, 9-10
Aleluya. No tienen sino un padre: el Padre celestial; sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Aleluya.
Evangelio Mt 23, 1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar “mi maestro” por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen “padre”, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores”, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.
Comentario
Cuando escuchamos algunas palabras que salen de alguien que no es coherente entre lo que dice y hace se desacredita a sí mismo: su discurso, su vida y su autoridad. Es algo lógico, pero también debemos “saltar” la mediocridad y debilidad humanas y estar abiertos al mensaje que, incluso, podría cambiar nuestra propia vida.
Oración introductoria
Señor, el mundo necesita, sobre todo, testigos más que maestros, testimonio más que sermones, humildad más que vanagloria, por ello te pido que ilumines mi oración para que sea el fuego de tu amor el que transforme mis actitudes de debilidad en fortaleza, de egoísmo en amor, y de soberbia en servicio.
Petición
Jesús, dame tu gracia y la fuerza para vivir siempre de acuerdo a tu Evangelio.
Meditación
Hoy, Jesucristo nos dirige nuevamente una llamada a la humildad. Antes de apropiarnos de todos estos títulos, procuremos dar gracias a Dios por todo lo que tenemos y que de Él hemos recibido.
Como dice san Pablo, «¿qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7). De manera que, cuando tengamos conciencia de haber actuado correctamente, haremos bien en repetir: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10).
El hombre moderno padece una lamentable amnesia: vivimos y actuamos como si nosotros mismos hubiésemos sido los autores de la vida y los creadores del mundo. Por contraste, causa admiración Aristóteles, el cual —en su teología natural— desconocía el concepto de la “creación” (noción conocida en aquellos tiempos sólo por Revelación divina), pero, por lo menos, tenía claro que este mundo dependía de la Divinidad (la “Causa incausada”).
¿Por qué un cristiano puede llegar a ser así? ¿Qué sucede en el corazón de aquel cristiano, que se vuelve así? Solo hay una explicación: aquel cristiano no ora. Y si no hay oración, siempre cerrarás la puerta. La llave que abre la puerta a la fe es la oración.
Cuando un cristiano no ora, sucede aquello. Y su testimonio es un testimonio altivo. Es un soberbio, es un orgulloso, es un seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción. Cuando un cristiano ora, no se aparta de la fe, habla con Jesús. Y, cuando digo orar, no digo decir oraciones, porque estos maestros de la ley decían muchas oraciones. En cambio, Jesús dice: Cuando ores, entra en tu habitación y ora al Padre en secreto, de corazón a corazón. Una cosa es orar y otra es decir oraciones. Estos no oran, abandonan la fe y la convierten en ideología moralista, sin Jesús.
"El más grande entre vosotros será vuestro servidor". Cuando le vemos en la oscura y fría cueva de Belén. Él, que tiene el dominio de todo. O en la pobre casa de Belén, el que enriquece el mundo de belleza. Cuando muere en la cruz, vejado y abandonado por los hombres. Sí, Cristo nos vino a enseñar el camino al Padre, el camino de la sencillez, de la humildad. Qué lejos de Dios están los soberbios porque en su corazón sólo habitan ellos y Dios no puede entrar.
Cristo, por otra parte, no reprocha la doctrina de los fariseos sino que reprocha su incoherencia, entre lo que predican y lo que viven. Cristo vivió lo que predicó y derramó su bendita sangre por nuestros pecados. Fue insobornable ante el miedo, valiente en su predicación porque hablaba con verdad. Por eso mismo sus perseguidores exclamaron: "todo lo ha hecho bien".
Aprovechemos para fortalecer nuestras convicciones como discípulos de Jesucristo. Tratemos de tener momentos sagrados de "desierto" donde nos reencontremos con nosotros mismos y con el verdadero modelo y maestro. Y frente a las situaciones concretas en las que muchas veces no sabemos cómo reaccionar podríamos preguntarnos: ¿qué diría Jesús?, ¿cómo actuaría Jesús?
Propósito
Rectificar mis intenciones varias veces al día.
Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a vivir en la perspectiva del amor. Que sea fiel a mi vocación de discípulo y misionero. Que por amor a Ti sea auténtico, generoso y desinteresado en todas mis relaciones con los demás. Que el amor me lleve a cumplir mi misión para que otros puedan experimentar la alegría de tu presencia.
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