Hoy no me he resistido a poner esta foto que tanto me impresiona. Es un perro abandonado. Sin duda, conoció días mejores. Incluso conoció el cariño de cachorro. Después... no.
Todos en la vida podemos convertirnos en algo parecido. De la vida acomodada, pasar a la pobreza y a la soledad.
En esta mirada del perro hay un poco de desconfianza, lo ha debido pasar muy mal, ha debido recibir palos. Pero en sus ojos hay algo de súplica.
Un hombre casado a los treinta años, con una bella esposa, hijos, un trabajo, que a los cincuenta años se encuentra separado, sin casa propia, sin trabajo, sin ahorros. Todo lo veo en esa mirada del pobre perro.
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