V de Pascua
Blanco.
Semana I para el Salterio. (San Matías, apóstol).
Martirologio Romano: Fiesta de san Matías, Apóstol, que siguió al Señor Jesús desde el bautismo de Juan hasta el día en que Cristo subió a los cielos y, por esta razón, después de la Ascensión del Señor fue puesto por los apóstoles en el lugar que había ocupado Judas, el traidor, para que, formando parte del grupo de los Doce, fuese testigo de la Resurrección. († s. I)
Antífona de entrada cf. Sal 97, 1-2
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas; reveló su victoria a los ojos de las naciones. Aleluya.
Oración colecta
Dios omnipotente y eterno, realiza plenamente en nosotros el misterio pascual para que, renacidos por el santo bautismo, con tu ayuda demos fruto abundante y alcancemos la alegría de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Dios nuestro, que por este santo sacrificio nos concedes participar de tu vida divina, te pedimos que así como hemos conocido tu verdad, vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión cf. Jn 15, 5
Dice el señor: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto”. Aleluya.
Oración después de la comunión
Padre, ayuda con bondad a tu pueblo, que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
1ª Lectura Hech 6, 1-7
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
En aquellos días, Como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: “No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra”. La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y éstos, después de orar, les impusieron las manos. Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.
Palabra de Dios.
Comentario
También aquellos primeros cristianos tenían dificultades y favoritismos. También surgían situaciones inesperadas, para las cuales no había recetas previas. Lo doloroso es que todo esto provocará injusticias. Por eso, los pastores deben estar siempre atentos. Y buscar, en comunión, los medios concretos para que todas las personas que forman la comunidad, especialmente los más débiles, tengan las condiciones de vida que corresponden a su dignidad de hijos e hijas de Dios.
Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19
R. Señor, que descienda tu amor sobre nosotros.
Aclamen, justos, al Señor: es propio de los buenos alabarlo. Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.
Porque la palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
2ª Lectura 1Ped 2, 4-10
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Al acercarse al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo. Porque dice la Escritura: “Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido”. Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio, para los incrédulos, “la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo”. Ellos tropiezan porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada. Ustedes, en cambio, son “una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido” para anunciar las maravillas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. Ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios; ustedes, que antes no habían obtenido misericordia, ahora la han alcanzado.
Palabra de Dios.
Comentario
La carta expone todo lo que ha hecho en nosotros el Bautismo al incorporarnos al pueblo de Dios. Somos raza elegida, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido. Todos los bautizados y bautizadas tenemos en Cristo los privilegios que, en los reinos de este mundo, sólo algunos tenían, como ocurría con el antiguo sacerdocio o la realeza. Así es como el Espíritu Santo nos ha unido a Cristo Sacerdote, Profeta y Rey.
Aleluya Jn 14, 6
Aleluya. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, dice el Señor. Aleluya.
Evangelio Jn 14, 1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: “No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy”. Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”. Jesús le respondió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre”.
Palabra del Señor.
Comentario
“Los discípulos conocen el camino por el que Jesús se va a marchar y esto es para ellos muy consolador. Jesús es el Camino hasta Dios; es preciso que caminen por él y no tengan miedo de tropezar. Él es la Verdad; es preciso que se aferren bien a él y confíen en él sin miedo a que les falle. Él es la Vida; es preciso que lo vivan, vivan en él y no tengan miedo a la muerte”
Oración preparatoria
Dios mío, al iniciar esta meditación, te pido me concedas la gracia de confiar siempre en Ti. Que al igual que Tomás y Felipe te comente en mi oración mis preocupaciones, mis dudas, mis temores, pero que luego sepa callar para escucharte y así salir fortalecido en mi fe: una fe que me permita no sólo creer en Ti, sino también comunicarte a los demás.
Petición
Señor, dame la gracia de abrazar el Evangelio como mi guía en mi toma de decisiones.
Meditación
Hoy, la escena que contemplamos en el Evangelio nos pone ante la intimidad que existe entre Jesucristo y el Padre; pero no sólo eso, sino que también nos invita a descubrir la relación entre Jesús y sus discípulos. «Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros» (Jn 14,3): estas palabras de Jesús, no sólo sitúan a los discípulos en una perspectiva de futuro, sino que los invita a mantenerse fieles al seguimiento que habían emprendido. Para compartir con el Señor la vida gloriosa, han de compartir también el mismo camino que lleva a Jesucristo a las moradas del Padre.
«Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn 14,5). Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto» (Jn 14,6-7). Jesús no propone un camino simple, ciertamente; pero nos marca el sendero. Es más, Él mismo se hace Camino al Padre; Él mismo, con su resurrección, se hace Caminante para guiarnos; Él mismo, con el don del Espíritu Santo nos alienta y fortalece para no desfallecer en el peregrinar: «No se turbe vuestro corazón» (Jn 14,1).
En esta invitación que Jesús nos hace, la de ir al Padre por Él, con Él y en Él, se revela su deseo más íntimo y su más profunda misión: «El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza» (San Gregorio de Niza).
Un Camino para andar, una Verdad que proclamar, una Vida para compartir y disfrutar: Jesucristo.
Propósito
Voy a escribir una nota, o enviar un correo electrónico, a esa persona que se ha alejado de la Iglesia, con la esperanza de que este saludo, en nombre de Cristo, pueda convertirse en una semilla de fe en su vida.
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