EXCLUSIVA: por fin alguien se atreve a poner una querella

Si es que no tienen costumbre. Llevan años constatando que sacudir a la Iglesia es gratis y se nos han envalentonado. Se pueden profanar capillas, nada. Se puede insultar y agredir a obispos, sacerdotes, religiosos. Nada. Calumnias, difamación, poner en solfa a cualquiera. Gratis. Hasta que un día una religiosa, que se ha sentido calumniada por una señora, posible caso de bebé robado, en lugar de callar, llorar y limitarse a rezar por su perseguidora, que posiblemente también lo haya hecho, se fue con la toca “mu bien artornillá” al juzgado y puso una querella por injurias y calumnias contra aquella que la acusó de un delito con nombre y apellidos.

Miren por donde la acusadora ha sido condenada a multa de 3.000 euros y a una indemnización de 40.000 a la monja a la que acusó de haber organizado su robo al nacer, por decir su nombre. Y si no puede pagarlo tendrá que ingresar en prisión cinco meses.

Lo interesante del caso está en las reacciones que se han ido produciendo. La primera, la de la condenada, que dice que no tiene dinero, y que anda removiendo Roma con Santiago y recogiendo firmas para que le concedan un indulto. El gobierno sabrá, pero lo que tiene que quedar claro es que el insulto, la calumnia, la ofensa, pueden tener un precio, y que a ver si aprendemos a andarnos con cuidado y a respetar al prójimo y a la prójima, porque, aunque sea monja, te puede llevar a los tribunales y darte un disgusto.

No se pierdan la reacción de las asociaciones que andan con el asunto de los supuestos bebés robados, que se rasgan las vestiduras. La presidenta afirma que “la Justicia española no puede volverse contra las víctimas en su búsqueda de la verdad solo por hacer citado a la monja que supuestamente colaboró en su robo”. Esto es lo que se llama mezclar churras con merinas. Es decir, ustedes, asociación, investiguen, acudan a los tribunales, pongan querellas y demandas, soliciten requerimientos, exijan procesos, pero con las patitas dentro de la ley, y si un día a alguien se le calienta la boca, y se lanza alegremente a calumniar e injuriar a una persona concreta, en este caso parece que en un programa de televisión, pues te arriesgas a que pase lo que pase.

He escuchado a gente decir que, siendo monja la agraviada, podía renunciar a la demanda. Ya estamos. Sacudir a la Iglesia siempre gratis, y en el hipotético y rarísimo caso de que alguien interpusiera una querella, se apela a la misericordia. Pura gratuidad. Pues sí. Mucha misericordia, que obra de misericordia es enseñar al que no sabe, y la condenada por lenguaraz estoy seguro de que no va a olvidar la lección.

Va siendo hora de que aprendamos. Si hay ofensa a los sentimientos religiosos, calumnias, insultos, faltas de respeto, querella, sea la persona ofendida monja, cabaretera, registrador de la propiedad, banderillero o pilingui, demanda y a por todas. Les aseguro que cuando alguno de estos supuestos bebés robados, demasiado locuaces en ocasiones, se haya enterado de que una acusación falsa le puede suponer 43.000 euros o cinco meses de cárcel, lo mismo se lo piensa.

¿Habrá indulto? No me extrañaría. Total, la agraviada es una monja. Si la persona agraviada fuera miembro del colectivo LGTB no se atreverían, pero es una monja… No vamos a comparar. 

Iglesia: ¿aprenderemos algún día? ¿Ofensa? Querella. Que obra de misericordia es enseñar al que no sabe y los hay que no aprenden de otra manera. 

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03:38

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