“Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: “Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa consuelo porque ya no viven”. (Mt 2,13-18)
A Dios le va mal entre los hombres.
No lo reconocen cuando llega.
No lo reciben cuando llega.
Tiene que entrar en el mundo como y marginado.
Tiene que entrar en el mundo como un inmigrante sin casa.
Tiene que entrar en el mundo como un inmigrante que se siente extraño.
Y por su causa:
El poder se siente defraudado.
El poder se siente frustrado.
El poder no aguanta que pasen por encima de él.
Y el poder hace lo que único que sabe hacer:
Imponer la fuerza.
Matar a los que cree un peligro.
Eliminar a los que pudieran ser un riesgo.
Y ordena matar.
El poder nunca es vida.
El poder siempre es muerte.
El poder siempre eliminar a los demás.
El poder siempre es sentir único.
El poder sabe utilizar la fuerza que mata.
El poder es incapaz de llenar el mundo de alegría.
El poder sabe llenar el mundo de lágrimas.
El poder no mira si es culpable o inocente.
El poder lo que mira es si es un peligro para su estabilidad.
Al poder no le importa la alegría de los demás.
Al poder lo único que le importa son sus propios intereses.
Y la gran noticia del Nacimiento del salvador se llena de sangre.
La anoticia del Nacimiento del salvador se ve rodeado de inocentes muertos.
La noticia del Nacimiento del salvador se ve manchado por la muerte de niños inocentes muertos.
La noticia del Nacimiento del salvador se ve mojado por las lágrimas de tantas madres que se ven arrebatadas de sus hijos.
El nacimiento de Jesús:
Pone de manifiesto el amor y sencillez de los pobres.
Pone de manifiesto el egoísmo del poder.
Pone de manifiesto la falta de corazón del poder.
Pone de manifiesto que la vida de los demás no interesa.
Pone de manifiesto que lo mío es más importante que lo de todos los demás.
No sé por qué en este día de Inocentes lo convertimos en un día de bromas.
Cuando en realidad es un día demasiado serio, donde está de por medio nada menos que la vida de los inocentes.
Que también ellos son importantes.
Clemente Sobrado C. P.
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